Aquí un pequeño y humilde capítulo con lemmon de la Luna de Miel de Jack y Elsa. Básicamente, cómo hicieron a la pequeña Elise. Espero les guste. (Al final del capítulo está la explicación médica del milagro de su hija, informarse de educación sexual es muy importante, recuérdenlo.)
Voyage de Noces
(La Luna de Miel)
[+18]
La Luna de Miel pretende ser una noche que pasa una pareja recién
casada para recordar. Y esta, simplemente, jamás olvidarían.
Luego de su estadía por Berk, Corona y Dumbroch, la gira del
Señor y la Señora Frost llegaba a su fin en París, Francia donde pasarían sus
últimos días a las afueras del Reino de Arendelle.
Elsa, al igual que para el resto del Mes de Miel, tenía todo
planeado para su breve estadía en Francia, para que fuese simplemente perfecta
y sin margen de error. Además, planeaban pasarse por incógnitos para evitarse
la pública exposición de la Luna de Miel de los Reyes de Arendelle. Así nadie
molestaría.
Ni bien descendieron del barco tras largas horas de viaje,
subieron emocionados al carruaje que los conduciría lejos del barullo de la
ciudad que encendía sus luces por la noche y hacia los tranquilos bosques.
–¿Ya llegamos?
–No, Jack.
–¿Ahora?
–No…
–¿Falta mucho?
–No lo sé.
–¿Segura que no estamos perdidos?
–Segura, Jack. Le di las indicaciones al hombre, seguro sabe
a dónde vamos.
–¿No podríamos habernos quedado en un hotel de París? Los
viajes me estresan…
–Tengo planeado un lugar mejor. – contestó sonriente
mientras daba una ojeada a través de la ventana. Jack rodó los ojos.
–Espero que lleguemos pronto.
En eso, el carruaje dio un tremendo tumbo que les hizo
golpearse la cabeza en el techo de la cabina y por fin frenó.
–Nous avons déjà arrivé . – dijo el chofer, a lo que Elsa
respondió con un resuelto y dulce acento.
–Merci , monsieur. –
sostuvo su vestido y descendió a tierra. Más bien lodo. Por lo visto el camino
hasta la puerta de su hospedaje también estaba lleno de baches. No parecía a lo
que mostraba el folleto. Jack también bajó con las maletas en ambas manos y
saludó al chofer, si bien no entendió un comino de lo que les había anunciado.
–Gracias, viejo.
– Vous cabalge sa belle femme comme il se doit . – el chofer
le saludó con un gesto del sombrero, un guiño del ojo y se fue.
–Ya estamos aquí. – chilló Elsa emocionada. No se animaba a
dar el primer paso de donde había bajado hacia la recepción, tal vez por la
emoción o porque temía hundirse en el lodo.
–¿Este es el lugar? – el lodo no era lo único que inquietaba
a Jack. “Un lugar mejor” no le saltaba precisamente a la cabeza cuando veía esa
pequeña colección de chozas, que más bien parecían ser cajas de zapatos
apiladas una al lado de la otra, y con una pinta… rústica. Muy rústica. En cada
“cabaña” de madera (que parecía podrida) debía haber una habitación con una
sola ventana y con suerte una puerta, y el olor a madera húmeda se podía sentir
desde metros.
–¿No te encanta? – celebró casi aplaudiendo. Jack temía
serle sincero. No obstante, ella seguía pensándose que cada vez que miraba se
parecía menos al folleto. – El Nid de
Vivianne.
–¿El qué?
–El Nido de Vivianne.
–¿Ese es el nombre? – se espantó Jack, podía sentir cómo la
lluvia de quejas comenzaba a tocar sus hombros. – ¿Por qué elegirías un lugar
que se llama el “Nido de no sé qué Vivianne”?
–Porque pensé que sería algo así como un nido de amor… – ¿era
lamento de lo que sentía? ¿Fracaso por su elección? ¿O que la velada de sus
vidas no resultaría cómo ella esperaba?
–Más bien parece un nido de termitas.
–Jack, – le sermoneó,
con algo de gracia para poder tragar el momento a la vez que caminaban a pasos
pequeños y tímidos hacia la corroída puerta. – pareces una anciana quejumbrosa.
–Anciano, Elsa. No anciana.
–Ambas. ¿Sabes? Tal vez no sea tan malo.
Ni bien abrieron la puerta hacia la recepción, supieron que
estaba equivocada.
–¿Decías…? – aguijoneó Jack.
Ambos fingieron una sonrisa mientras un pequeño hombre
vestido en un uniforme polvoriento se acercaba a ellos con gesto de que le
acababan de importunar el día. Pero era difícil al ver el estado de la
recepción, supuestamente el lugar más lustroso de todo el lugar. En verdad era
un nido de termitas, con agujeros enormes en la pared, una decoración fúnebre y
descuidada y que parecía que nadie había pasado un escobillón por allí.
– Bonjour. Venez ici . – cabeceó el recepcionista, sin
ánimos y con cara de póker. Tomó unas llaves oxidadas y salió por la puerta en
la que Jack y Elsa acaban de entrar. Ni siquiera ayudó a acarrear las maletas.
–No te preocupes, viejo. Yo puedo con ambas. – Jack suspiró
pesadamente mirando por el marco de la puerta donde el hombrecillo en morado y
con la misma alegría que la de una piedra, desaparecía. Sin embargo, Elsa le ayudó tomando una y los
dos siguieron al recepcionista.
–Tranquilo, las maletas son más grande que él, míralo. Lo
hubieran aplastado.
Sabiendo que ella intentaba animarlo, no quiso amargar más
la situación y Jack le regaló una sonrisa. Que se apagó cuando el
recepcionista, su placa decía “Javert”, les abrió la puerta a su “nido de amor”.
–Oh… Huh… campestre. Me gusta. – mintió Elsa. Javert le dijo
sobre el sistema de pago y que deberían devolver las llaves cuando decidieran
irse, además de otras fugaces instrucciones.
– Il sera froid ce soir, peut–être demain, il va neiger . Il
n'y aura donc pas de fenêtres ou les animaux entrent et gèlent tout. – Elsa y Jack
asentían, a pesar de que la única que comprendía era ella. – La restauration,
le nettoyage, la lutte antiparasitaire et les toilettes sont destapamiento
paiement séparé.
–¿Qué dijo?
–Huh… Que hará frío esta noche y cerremos las ventanas. Y
que algunos servicios son pagos pero no logro entender cuáles. Habla muy
rápido.
–Les préservatifs sont également des paiements. Oh, et
pensez à éteindre la cheminée avant d'aller dormir longtemps parce que si est
allumé, les étincelles ou les troncs peuvent se détendre reculer le tapis et
provoquer un incendie.
– ¿Y ahora?
–No sé, Jack, algo de las chimeneas. – la Reina atrapaba algunas de las palabras
mientras llenaba el formulario y se lo entregaba a Jack para que firmase. Masculló, forzando al igual que su par una sonrisa
mientras le echaba en cara con la menor rabia posible y sabiendo que el
hombrecillo no podría entenderles. Aunque sí sospechar que discutían tras su
fachada. – Podrías haber aprendido algo en las clases de francés como te
sugerí.
–Y tú podrías haber elegido un lugar con mejores condiciones
y recepcionistas que hablen mi idioma. Claro que aquí nadie está señalando a
nadie. –respondió él. Claro que nadie se enojaría, porque las circunstancias ya
eran bastante horrendas para soportarlo.
– Oui, oui . Nous ferons tout ce que nous avons dit. – le dijo
al recepcionista y le dio el formulario.
–Très bien.
–Oye, eso lo entendí. Dijo que está bien. ¿Pero por qué sigue aquí, mirándonos de esa forma? – Jack susurraba
en el oído de su mujer. En verdad, Javert era extraño y su mirada ausente pero
presente jamás se desprendió de ellos. – Hey, amigo. Ya puedes irte. – le hizo
gestos con la mano.
–Très bien. – pero seguía
plantado en el lugar.
–Elsa, dile algo. – se exasperó.
–Merci,
monsieur. Vous pouvez maintenant nous laisser seuls.
–Trés bien.
–¡Aghhh! Mira, amigo. –expresó haciendo dramatizados gestos
con el cuerpo que de seguro eran parte de un idioma universal. – Necesito que
te largues… Para estar con ella, mi esposa… Y poder, en esa pared y en esa cama…
Darnos–
–¡Jack! No seas obsceno.
–¿Qué? Es lo que vamos a hacer, ¿no?
–Sí, pero él no tiene por qué saber. – reprochó.
–Très bien.
–¡Ya es suficiente! – sujetó a Javert de los hombros, le dio
media vuelta y lo empujó por la puerta. Antes de cerrar la puerta de un golpe,
dijo la única palabra en francés que había aprendido y ya no soportaba. – TRÉS BIEN.
En medio de una inminente irritación, Jack sintió unas
cándidas y frías manos acariciar sus tensos hombros. Unos exquisitos labios
hablaban rozando su oreja.
–Ya, ya. – le calmaba.
– Ahora que sí estamos solos, podríamos disfrutar de Francia…
–Lástima que sea en este nido. – se dio la vuelta para
enfrentarla. Seguía pachucho, eso no lo podía negar. Elsa no se daría por
vencida.
–Bueno, aunque sea piensa en el momento, no en el lugar.
Dos pares de ojos
recorrieron la morada. No era mejor que la recepción; había solo un florero con
flores marchitas, una chimenea encendida, una cómoda y una gran cama cubierta
en polvo, y todo amontonado en el poco espacio. Al fondo de su cabaña debían
estar el baño y la cocina. O eso esperaban.
–Quisiera conocer a esa Vivianne y decirle lo que pienso de
ella al respecto.
Elsa pensaba distinto. Como muchos hacían la américa, ellos harían la francia.Y sí que le sacarían el jugo
a Francia. ¿Qué había más romántico? No debía pensar en que posiblemente la
cama se rompería, sino en lo que harían en ella. Unas pocas velas a la luz de
la Luna serían agradables, tal vez también un vino.
En fin, el hospedaje consideraba estar planeado para que una
pareja resuelva allí sus “asuntos” y al menos eso era un punto a favor de ellos.
Lo peor fue cuando los sonidos de otra pareja continua, resolviendo esos “asuntos”
comenzaron a oírse por las finas paredes de madera.
–¡Ahhh, AH, Josiane!
–¡Oh, oui, sud–américain, OUI!
Jack resopló pesadamente por tercera vez en la tarde.
–Bien, perfecto. No lo puedo creer. – se escandalizó. – Encima
que nos tenemos que alojar en un cuchitril tenemos que ESCUCHAR CÓMO OTRAS
PERSONAS SE DAN DURO CONTRA LA PARED QUE COMPARTIMOS.
Las aclamaciones francesas hacia Josiane y otros golpes no
frenaron. Incómodo… pensó Elsa mientras
Jack ponía los ojos en blanco.
–Franceses… – escupió.
–¿Qué tal si comemos? – Elsa, urgida por cambiar de tema y
hacer oídos sordos a los amantes vecinos, se encaminó hacia un pequeño carrito
sin una rueda y con una charola encima. Levantó la tapa para encontrar, no un
bufet, sino una carta que decía “servicio de catering de 8 am – 9 am, de 12 am –
12:30 pm, y de 13pm – 14pm. Cargos extras. Lamentamos el inconveniente.”
–Oh, genial. – Jack caminó a su lado y tomó el cartel. –
Comeremos papel. Espero que sea digerible.
–Deja de comportarte así. – se lo quitó de la mano. – Dice que
tendremos que pagar por ello. Y que se nos ha pasado el horario para pedirlo.
–Qué bueno que comí bien en el barco.
En el carro también había una botella de vino flotando en
agua. Jack se agachó para arrebatarla y la descorchó fácilmente, pero Elsa le
retuvo cuando estuvo por bebérselo.
–¡Espera, no lo bebas!
–¿Por qué? ¿Qué tiene? –preguntó, como si una botella de
vino pudiese tener alguna anomalía. ¿Qué no veía que en verdad lo necesitaba?
–Es pintura, Jack. En el papel dice que es una política del
lugar para evitar estafas, como que nos escapemos sin pagar, incluida la
comida. Y que si necesitamos uno de verdad tendremos que pagar por ello.
Jack no sabía si quitarse los cabellos uno por uno o
simplemente beber la pintura rojiza.
–Ya no quiero vino. En verdad, me gustaría que nos hubiésemos
quedado en otro lugar. Como un castillo o un hotel. ¿Me recuerdas por qué tenemos
que fingir no ser Reyes, aunque nos vestimos como tal?
–Porque así sería más romántico. Imagínate si nos descubren
aquí, no nos dejarían estar solos… – con gesto de un perro que volteó una olla,
Elsa volvió a su táctica del masaje de espalda. Sabía que eso funcionaba en él.
Acarameló su voz para estremecer sus sentidos. – Que al final, ese era el
objetivo del viaje…
Una sonrisa curva y sugestiva brotó de los labios de Jack.
Giró sobre sí, deslizó las manos aquella espalda, Elsa sintió sus manos frías
en sus omóplatos y sus dedos en su columna. La rodeó y estrechó contra él al besarla, profundo e
impetuoso. Perfecto en todas sus facetas.
Elsa resbaló por sus
hombros la chaqueta negra con medallas doradas mientras él desabrochaba el
corsé. Tenían tanta habilidad como experiencia, a pesar de que el amor se debía
hacer después del matrimonio y en la Luna de Miel, ellos no solo se habían
adelantado. Sino que lo habían hecho más de docena de veces. Pero la Luna de
Miel llevaba su título, y era por tanto, una de esas noches más importantes.
Envueltos en un abrazo entre besos e intentando quitarse la
ropa, cerraron la única ventana por la que corría un viento gélido. El
obstáculo de sus ropas había quedado atrás, ambas pieles unidas reflejaban la
luz de las llamas de la chimenea. Sus gemidos al acariciarse y tocarse tapaban
los gritos de Josiane.
Su excitación se
alimentaba como el fuego. Jack la tomó por el trasero, y la empujó en la cama
de la que rebotaron las partículas de polvo. Para ser optimistas, esto parecía
una pequeña nevada grisácea que adornaba su ritual.
–Señora Frost, creo que por fin estoy empezando a verle el
lado bueno a su idea. – dijo jadeante. Él sabía cuánto le estimulaba escuchar
que la llamase de esa forma, por lo que recibía su debido agradecimiento.
Jack comenzó por embestirla, penetrarla y adorarla al verla
retorcerse en un ambiente cada vez más cálido. Tras varias culminaciones,
sabían a ciencia cierta que podrían seguir haciendo el amor por horas. Dándose
placer el uno al otro. Saboreándose, enredándose, arañándose, lamiéndose.
Amándose.
Aullaban cual animales mientras las patas de la cama se
quejaban, sin rescatarse de que Francia entera debía estar escuchándolos. De
que Elsa sonaba más fuerte que Josiane.
El sudor de los cuerpos unidos se pegaba al otro al bailar
ese tango apasionado entre las colchas. Hacía cada vez más calor. Debían de
superar los 40 grados. Faltaba aire en sus pulmones y en la habitación. Pero no
era solo una expresión, en realidad sintieron de estar haciéndolo en el cielo a
estarlo en el infierno. Pero no podían ver, oler, saborear, oír y sentir otra
cosa que no fuesen ellos. El universo ya no existía. Hasta la última
terminación nerviosa cobraba vida propia.
–¿Humo? – Jack sospechó que esa no podría ser solo una
alucinación. De hecho, brazos de humo oscuro comenzaba a cegarlos. De pronto a
Elsa le abrumó la realidad de sus palabras, y alarmado se separaron del otro.
Presenciaron cómo casi la mitad del lugar era engullido por llamas creadas
ciertamente por un tronco que había rodado de la chimenea y el fuego se había
expandido por la alfombra. ¿Era eso lo que les había tratado de decir el
recepcionista?
Como fuese, Jack decidido a acabar con ello a la brevedad
para poder seguir con lo suyo. Alzó su mano hacia el fuego, pero el hielo no
salió de él.
–¿Qué? ¿Qué pasa? – a sacudió y volvió a intentar. No había
caso.
–Déjame a mí. – Elsa le imitó, pero un solitario copo de
cristalino hielo se desprendió y al segundo se derritió en el aire. – Uh–Huh…
Entraron en pánico. Saltaron de la cama y se acorralaron en
una esquina, desnudos, donde el fuego no les alcanzaba todavía.
–¿QUÉ HACEMOS AHORA, JACK? ¡NUESTROS PODERES NO FUNCIONAN!
–¡NO TE ASUSTES! HAY UN LAGO CERCANO, LO VÍ AL PASAR.
PODEMOS BUSCAR AGUA ALLÍ Y APAGARLO.
La tomó del brazo y amagó a salir por la puerta, pero ella
se frenó antes de que pudiese abrirlo.
–¡Jack, nuestras ropas! – miraron sobre sus hombros, y las
vieron achicharradas y calcinadas en el suelo incendiado.
–¡No hay tiempo! – Jack cazó de un manotazo la sábana blanca,
la envolvió a Elsa y salieron corriendo hacia el pequeño lago.
–¡Esto es una locura! – gritaba Elsa mientras corría
despavorida, desnuda excepto por una sábana, a su lado, salteando los pocos
árboles y raíces del suelo de aquel bosque que había perdido su color por la
noche.
–Es medianoche, nadie nos verá. – le recordó. – ¿Sabes a qué
me recuerda esto?
–¡Tampoco hay tiempo para ello!
Apretaron el paso. Pero para cuando llegaron a medio camino,
se dieron cuenta de algo que les faltaba.
–¿Y la cubeta? – preguntó Jack.
–¿QUÉ CUBETA?
–¡Elsa, pensé que traerías una cubeta! ¿Con qué pensaste que
traeríamos el agua? – Jack se alborotó.
–SUPUSE QUE TÚ LA TRAERÍAS, ¡FUE TU IDEA!
–¿PUES ACASO ME VISTE COJERLA? POR ALGO TE DIJE, PENSÉ QUE
NO SERÍA NECESARIO EXPLICARTE QUE LA TOMARAS. AGHHH. – refunfuñando se volvió a
la cabaña a medio derrumbarse.
Elsa mientras, plantada como otro árbol pelado, volvió a
probar sus poderes. Una y otra vez. ¿Por qué no les funcionaba? Quizás por los
nervios. Tenía que tranquilizarse. Olvidarse de que estaba en el medio de la
nada, sola, con una cabaña en llamas y desnuda con una triste sábana. Vamos, vamos. Funciona…
Para cuando Jack volvía corriendo, sus mejillas rosadas por
las correntadas de aire frío que le azotaban, Elsa estaba corriendo en
dirección opuesta.
–¿A dónde vas? – Jack se frenó al verla, confundido. – Ya tengo
una cubeta. – le señaló el cacharro donde había estado la botella de “vino”.
–Vuelve. Recuperé mis poderes. – dijo al pasar por su lado
cual centinela.
–¿Ahora me lo dices? – arrojó, exasperado la cubeta al suelo
y la siguió.
Llegaron a la puerta. El fuego estaba a metros de la cama.
El calor allí era infernal, pero aún se
podían oír a Josiane del otro lado. Por
el amor de Dios, esos dos no iban a parar ni aunque el cielo se cayera...
Elsa enseñó su mano al fuego, pero nuevamente, aunque en las
afueras en el bosque sus poderes habían resucitado, de regreso en la cabaña
ocurría lo mismo.
–¿Y? – preguntaba Jack, esperando tal milagro que los
salvase.
–No comprendo, ¡recién funcionó! ¿Qué es lo que pasa? –
chillaba frustrada, empujando su energía helada a la superficie. Jack la tomó
de los hombros, sospechando la causa y puso sus labios sobre su frente.
–Elsa estás que ardes. No me mires así, lo digo enserio. El
calor debe estar afectándote.
–¡Eso debe ser! – apuntó ella. – Volvamos al lago, si nos
metemos, nuestros cuerpos se podrían enfriar y–
No le dejó terminar porque Jack volvió a arrastrar a su
amada fuera de la cabaña del nido que se incendiaba de a poco. Mientras volvían
a hacer su recorrido, Jack disminuyó el paso. Se dio a sí mismo una merecida
cachetada cuando cayó en la cuenta de que estaba lastimándose los pies
corriendo sobre ramas y pinches de la tierra cuando podría estar volando. Antes
de que Elsa preguntara, la alzó a Elsa y voló, hacía tanto que no lo hacía, y
se zambulleron en el frío lago. Tenían suerte de que sus cuerpos estaban febriles
y podían aguantar el frío, porque con tal temperatura podrían sufrir una
hipotermia.
Así como entraron, salieron y sobrevolaron a la cabaña. En
minutos, ya estaban de vuelta. Con sus poderes funcionales, y con unos cuantos
chorros congelantes pudieron apagar el fuego. Sus agitaciones se aquietaron a medida que la
desesperación se volitaba y desaparecía por sus poros. La mitad de su
habitación estaba negra y chamuscada. Los golpes vecinos seguían.
–¡Eh bien. Suit. JOSIANEE!
Jack golpeó la pared, respondiéndoles.
–¡PAREN YA! MALDITA SEA. DEBE ESTAR FINGIENDO TODO ESE
TIEMPO.
Rendidos, se despatarraron sobre la cama medio quemada. Elsa
se debatió entre ponerse a llorar o permanecer en vela. Estaba claro que por la
estresante situación no había ganas de hacer nada más que lamentarse por tener
la peor Luna de Miel en Francia de todas.
–Oye. – dijo Jack con dulzura. Notó cómo ella lidiaba consigo
misma, seguro culpándose por ese desastre. – No te pongas así.
Dudaba cómo consolarla, la verdad es que él también estaba
en estado de shock.
–Ha sido horrible, Jack. –se cubrió el rostro, frustrada. – Todo,
el lugar, el hecho de que casi lo incendiamos. Nada ha salido como quería.
Jack quitó las manos de sus ojos.
–No, no. A mí me ha gustado. Solo fue una mínima
interrupción. ¿Recuerdas que me dijiste que no pensara en el lugar sino en lo
que haríamos? El… nido no me molesta en absoluto. Por mí podríamos haber ido a
un callejón mugroso de París o de donde sea. Solo quería estar contigo.
Si bien él no sabía, Jack siempre encontraba una forma en
que Elsa pudiese encontrar consuelo en sus palabras, libre de culpas o
remordimientos. Saltaba a relucir el blanco del negro por más imposible que eso
fuese.
–Es verdad, fuimos interrumpidos. – su voz era un hilillo
mientras la angustia mezclada con felicidad le estrangulaba las cuerdas
vocales. No lloraría.
–Yo la estaba pasando genial, no sé qué dices. – le hizo
reír. Cuando sus facciones se relajaron, Jack acarició sus mejillas. – No es
algo que no se pueda solucionar luego. – obsequió su sonrisa perfecta y
blanquecina. – Aunque no fuese el fin de nuestra Luna de Miel que esperaba, no
estuvo mal. Por mí, pudimos simplemente estar jugando a las cartas y estaría
feliz. Algún día nos reiremos de esto aunque ahora no las tengamos todas con nosotros.
Elsa estuvo un instante en silencio, dejando que el poder de
su desahogo le aliviara.
–¿Qué era lo que esperabas? – preguntó, escrupulosa. No
lloraría, porque el momento era más que perfecto. Perfecto en su imperfección.
–Bueno, – se acomodó más cerca de ella con la espalda en la pared
y ella sobre su pecho, tapándolos con las sábanas húmedas. – esperaba que te
pusieras uno de esos trajes y bailaras cancán para mí. Pero esto tampoco estuvo
mal. Estuvo… que arde.
Elsa volvió a reír.
–Así que deja de atormentarte. No pudo haber salido mejor.
La besó sin fin. No dejó de cortejarla y hacerle el amor por
segunda vez y como es debido hasta que
el Sol se puso en el horizonte. Hasta que sus ojos se cerraron vencidos.
Más bien hasta que Javert les golpeó la puerta. Jack y Elsa,
envueltos en la sábana mugrosa, ahora seca, fueron a recibirle con ojos
cansados.
–Bonjour. Je suis venu parce qu'il a protesté contre le
bruit excessif et les odeurs extrême. MAIS QUOI?
–¿Por qué chilla este tipo, Elsa? – preguntó Jack mientras
el otro seguía gritando cosas en francés. Eureka,
descubrieron que tenía emociones, y por lo visto, podía estallar. – ¿Qué le
pasa ahora?
–Nos está maldiciendo por haber incendiado el lugar, que nos
dijo que la chimenea debía ser apagada en algún momento y que debemos pagar.
Nos denunciarán y mandarán a la cárcel. –
–Sí, muy lindo. Très bien, chiao, Javert. – le cerró la
puerta en las narices y echó llave. Los grititos de Javert igual resonaban pero
ellos estaban tan cansados que simplemente le ignoraron. Se vistieron de prisa
con ropa que se había salvado en las maletas. Devolvieron la botella de “vino”
al carrito pero sin su cubeta, y tendieron lo mejor que pudieron la cama.
–A decir verdad, casi no noto la diferencia desde antes que
llegamos. – comentó Elsa y encogiéndose de hombros al mirar desde la puerta la
imagen completa de la habitación. Por lo menos habían hecho la Francia, o el Nid de Vivianne. Unas cuantas veces para ser sinceros.
Pero habían tenido bastante de eso por ahora.
Le abrieron la puerta al recepcionista en morado, quien no
había dejado de maldecirles con todo el idioma francés. Le llenaron la mano y
boca de billetes y monedas de oro para pagar por los daños y la estadía. Pidieron
un carruaje y en antes del atardecer ya habían zarpado a Arendelle. Es broma,
uno no abandona París como si nada. Consiguieron un pequeño hotel en el centro
de la ciudad y le dieron el mejor broche de oro a un broche de cobre oxidado.
Ellos entendían la expresión más que nadie.
A final de cuentas, le debían a ese feucho nido la noche más
alocada que habían tenido hasta ahora. Y pronto, le deberían a Javert mucho más
de lo que imaginaban.
***
Espero les haya gustado. Si alguno leyó EL OTRO CIELO de Julio Cortázar, entonces reconocerá lo de Vivianne (Galerie Vivianne), lo del sudamericano y de Josiane :) Este fue como mi humilde honradez para un gran autor argentino. De verdad que su escritura es de otro mundo. Las palabras parecen acariciarte. Si tienen la posibilidad, lean sus relatos, valen la pena.
Y me alegro por los que sepan algo de francés, que yo, de hecho no sé nada. Si hay algún error, pueden decírmelo. De todas formas, es culpa del Google Traductor xD.
Espero les haya gustado y divertido, lo cual era mi intención. Cuéntenme qué les pareció.
Explicación médica (solo para aquellos que lo hayan pedido):
Los testículos del hombre son los encargados de formar los millones espermatozoides que mediante el acto sexual y debido a una eyaculación, ingresan por la cavidad vaginal de la mujer. Algunos de los millones espermatozoides mueren en el camino hacia las trompas de falopio a ambos lados del útero, donde se encuentra el óvulo (formado por el ovario femenino, una vez por mes) para que uno en un millón (espermatozoide) logre fecundarlo. Y bam, tenemos un bebé en camino.
¿A qué voy con esto? Para la formación de estos espermatozoides, los testículos precisan una mayor temperatura que la del cuerpo, por ello están separados del mismo, y no adentro como los ovarios de la mujer.
En el caso de esta historia, Jack tiene todo su sistema reproductor congelado. ¿Qué significa? No que su miembro masculino está hecho un témpano de hielo y que se derrite. No. Sino que sus testículos no reciben el calor suficiente para formar espermatozoides. Y sin espermatozoides no hay fecundación, por lo que no hay bebé. Sin embargo, con todo esto del incendio, mientras Jack y Elsa lo hacían, sus testículos lograron alcanzar más de la tº necesaria y así crear a estos minúsculos jack-citos. Además, cabía la suerte que Elsa estaba ovulando, osea que habían transcurrido aproximadamente 14 días luego del primer día de sangrado de la menstruación.
Y así mis amigos, es como nació Elise nueve meses después. Espero aprobar mi próximo examen de biología xD si tienen alguna otra consulta, no duden preguntarle a la Doctora Britanny. O a sus padres. O a internet. Como sea, todos estamos. Y recuerden cuidarse.
Wow que explicación xD me encantó la parte de Josiane y se me hizo difícil imaginar a Javert como un enano enojón porque yo vi Les Miserables :S
ResponderBorrarSoy priscila la gatocornio pero se me olvido la contraseña de la cuenta D:
BorrarWow Britt yo solo quería la segunda parte de la explicación y WOW :-O y ¡Genial! Y la imagen Wow. Ya te envié el correo y porfa respóndeme.
ResponderBorrarCon cariño
-Nina
PD: Ya inicié sesión :D y lo siento Priscila :/
BorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarHola Nina, lamento el retraso por la respuesta. Tu idea me gusta y mucho, a excepción de que hay demasiados hijos y con nombres parecidos a los de sus padres que en muchas ocasiones logra sacarme canas verdes xD Lo del portal a nuestro mundo es una gran idea pero algo suelta, porque piensa que van a dejar un Reino entero a su merced. Eso me suena bastante "agarrado de los pelos", no sé si me entiendes. Pero para alguna historia paralela podría funcionar si tienes con qué cabos atarlo.
BorrarLo que quería decir es que esta historia está bastante desarrollada y con una idea fija que es solo tuya y me sentiría una usurpadora si la tomara xD Pienso que sería genial que puedas hacerla y animarte a escribirla, estoy segura que podrás. Si quieres hay muchos tips que puedes buscar en internet para ayudarte y guiar para redactar la historia sobre todo si piensas publicarla. Te deseo suerte. Saludos!
Lo siento Britt y gracias por tu comentario lo tomé en cuenta y me gustaría saber si podrías darme consejos para hacer una página como la tuya. Gracias y espero con ansias el lemmon de Elise
BorrarJaja, estuvo bueno y muy gracioso
ResponderBorrar¿Cuando Jack se volvio tan grosero?
ResponderBorrarTestosterona, testosterona everywhere
BorrarHola que tal no soy la primera en responder pero queria deirte que en los capitulos 36,37 y no se si alguno mas te di alguna sugerencia importante OK? es que queria darte ideas para nuevas historias
ResponderBorrarAtentamente:
ANONIMA(Snow Queen)
Pd: te queria decir por favor que me respondas y/o mires los capitulos que te comente
Hola, qué tal. Dedico esta respuesta para el resto de tus comentarios. Aprecio tu ayuda pero en verdad no preciso ideas, cuando sea el día en que mi imaginación ya no procese ninguna será el día en que deje de escribir xD. Por el momento cuento con bastantes y de tener más sería un matete. Gracias de todas formas, lo aprecio mucho y gracias por leer la historia. Saludos!
BorrarHola!!!, lamento comentar tan tarde pero debes comprender que llevo casi 2 días sin dormir, así es, hace dos días que me recomendaron tu fic y no lo he dejado de leer, lo lei continuamente sin interrupciones desde el comienzo y cuando digo sin interrupciones es "sin interrupciones", en fin me conmovió mucho todo y desde la parte del bosque la canción "love story" de taylor swift me acompaño en la lectura, es buena ambientación si combinas la historia con el titulo de la canción, como sea, te felicito en serio y espero que sigas deleitándonos a todos con tu estupenda inspiración
ResponderBorrarDebo agregar que también soy escritora (pero no de jelsa, desde esta historia dudo que haya otra escritora tan buena como tu en este tema) y ahora es cuando dudo de mis habilidades, como sea te felicito y sigue asi
Britt, ¿Me gustaría saber si Elise podría tener un@ herman@? Solo curiosidad
ResponderBorrarBritt cuando haces el lemmon de elise o si ya lo hiciste
ResponderBorrarBritt, quería decirte que tu historia me ENCANTÓ!!!! NUNCA había leído una historia Jelsa tan bien narrada. Aún no he leído otras de tus publicaciones que creo que se titulaban "El Diario" o algo asi xD . Pero es que quería ver cómo iba a ser la luna de miel 😂😂😂😂 Pero tú historia me llegó al corazón. Avísanos a todos cuanto estés por estrenar otra historia sobre Jelsa. O la continuación de esta. Como prefieras. Bueno ya. Saludos desde Argentina! (Ah para que ponía el país 😉)
ResponderBorrarBritt he leido todos los capitulos me ha entretenido esta my bueno te deseo exito en todo no se si aun les los comentarios pero si lees este me gustaria q me conrestaras una pregunta : sobre cap. El diario (4) no se si ai a terminado o sigue me gustaria saberlo ya q no encuentro el (5) seria ... ademas de esto te deseo !suerte! 😆😳
ResponderBorrarTerminado!!
ResponderBorrarHola Britt, yo vengo leyendo la historia de hace tiempo y es la primera vez que comento, solo quiero decirte que me encantó, desde el principio hasta el final, apenas empecé a leerla la historia me fue atrapando y quería seguir leyendo sin parar, hubo un tiempo en que no tenía mi computadora ya que se había roto y paré de leer, pero ahora alfin pude terminar de leer, aprecio mucho el tiempo que te llevaste en esto, la historia es magnífica
Me encantó
ResponderBorrarHola,está historia me gusta mucho,la verdad que me gustaría hacer una parecida,yo soy escritora,y es la primera vez que público algo.... xd
ResponderBorrar