viernes, 8 de mayo de 2015

Jelsa, una historia de amor verdadero... Parte 36


Jelsa una historia de amor verdadero.



Capítulo 36. "Gánate mi corazón"



Caminaron dejando un vasto caminillo detrás suyo hasta el río que nacía en una cascada, a unos cuantos minutos del prado. Saltaron al agua, que no estaba tan caliente, con ropa y todo. Lograron quitarse la mugre por completo, aunque el sol comenzaba a caer, habían estado más de lo que pensaban recorriendo la arboleda,  y el frío soplaba sobre sus cuerpos húmedos. No habían podido gozar de su baño como querían, y por lo que tuvieron que regresar al campamento y rogarle a Chimuelo que encendiera una fogata. Para ser un dragón, solía ser terco, sobre todo ante las órdenes de Jack.

-Ya es tarde, y ni siquiera hemos almorzado… - se quejó Mérida mientras sacudía su voluminosa cabellera y escurría el agua.

-Creo que es hora de que vayan a buscar comida, Jack. – añadió el vikingo.

-Ni hablar, Elsa y yo tenemos el turno de la noche. Es su turno ahora.

-Oh… - lo había olvidado – Rayos, claro.

Luego se volvió a Mérida.

-Bueno, princesa. Cuanto antes nos vayamos, antes volveremos.

-Concuerdo. – se paró de un salto. – pero me llamas princesa una vez más, y te corto la lengua.

Hiccup alzó una ceja y sin nada más que decir se adentró en el bosque, Chimuelo a su lado y Mérida lo seguía a trompicones.

-Será mejor que no te metas en mi camino ni en el de mis flechas. – advirtió con fiereza mientras tensaba su arco y tres flechas a la vez. A la mañana podrían no haber conseguido mucho con Rapunzel, pero esta vez se harían un festín que ella conseguiría. Por lo menos para presumirle a Hiccup de sus habilidades. Le mostraría lo que una escocesa puede hacer.

-Claro, princesa. Aunque no será necesario, con Chimuelo tenemos todo bajo control.

-¿Ah, eso crees? – se mofó.

-Claro, princesa.

-¡Te dije que no-!

-Shhh… - le cortó - Escuché algo.

Precisamente, se oían ruidos sobre las hojas caídas y marchitas. Varios. Podía ser una manada de venados, como de hambrientos lobos.

-¡Allí! – señaló Mérida.

-¡Ciervos del tamaño de una vaca! Estamos de suerte.

-Sí… – sonrió perversa y divertidamente –  Y son míos… -  Esta vez le demostraría quién era mejor. Salió disparada para su dirección. Hiccup montó a su dragón y la siguió a un veloz trote, y la cacería comenzó.



-Se están tardando mucho. – Rapunzel embarró su cara en sus manos. Sus tripas gruñían.

-Acaban de salir, Punzie. – le recordó Jack. – Volverán en un rato.

-Tal vez horas. – se quejó James.

-¿Y si comemos algo de mi comida? Tengo provisiones, ¿recuerdan?

-Sí, pero no las comeremos aún. Solo en situación de emergencia.

-¿Y esto no es una emergencia? – repuso ella.

-No, solo tengan paciencia. También muero de hambre y no he dicho ni ‘mu’.

-Él tiene razón. – Todos se volvieron a ver a la Reina, ella se encogió los hombros, apenas sonrojándose cuando Jack la miró también – Guardar las provisiones es lo mejor, quien sabe cuándo las necesitaremos.

-… ¿Y qué tal si-? – James comenzó por proponer, pero Jack le cortó

-No, no ninguna otra idea. Por culpa de tu idea terminamos en el barro hoy.

-Pero fue divertido. – sonrió él, inocente.

-Tiene razón, Jack. – se metió Punzie imitando su gesto alegre.

-… Tal vez un poco. - ¿Si tanto aman a ese James, por qué no se casan con él? – Como sea, no es el caso. Puede ser probable que un día no logremos cazar nada, ¿y qué comeremos? Las provisiones. Fin de la conversación.

¿Desde cuándo se ha vuelto tan amargado?, pensó Elsa.



-¡Los perdemos! – Mérida seguía corriendo a toda velocidad por las veredas de los bosques, pero aun así no era suficiente para alcanzar su presa.

-¡Sube! – Hiccup le tendió su mano, dudoso al principio, pero teniéndola a ella corriendo a pie mientras tenían un veloz dragón era solo un obstáculo. Mérida también lo dudó pero terminó por sujetarla con fuerza y en un envión estuvo sobre el lomo del dragón.

-¡Más rápido, jamás los alcanzaremos! Esos ciervos parecen tener alas en vez de patas.

-Hay una manera de alcanzarlos – pensó el vikingo –, pero no te gustará.

Sin preguntarlo, dobló su pie de metal y Chimuelo dio un gran salto sobre las copas de los árboles. Sus alas de murciélago tremendas se extendieron y volaron a toda velocidad. Tenía razón, a Mer no le gustó para nada.

-¡Bájame!

-¿Y perder la comida? Ni lo sueñes.

-¡Te mataré por esto! – se prendió al muchacho, sin saber si sus palabras se oirían por su espalda. Hiccup ni siquiera se estremeció, es más estaba sonriendo.

Los gritos de pánico alertaban a los ciervos de que estaban siendo seguidos, por lo que corrieron más rápido, alejándose de sus cazadores voladores. Pero Hiccup no dejaría que se les escapasen. Dio la orden y el dragón aceleró el paso. Mérida no podía desprenderse de él porque temía caerse a una velocidad increíble y terminar como un huevo estrellado contra el piso.

La única arma que tenían era Chimuelo, y con mucha habilidad, Hiccup logró dirigirlo por entre los muchos árboles que se interponían, esquivándolos a la perfección. Finalmente, el dragón se abalanzó sobre uno muy grande, pero el resto de la manada huyó despavorida. Algo era algo.

-Huh… Ya puedes soltarte. – Hiccup le recordó a la chica apretujada a su espalda, con una sonrisa en sus labios.

-Oh, sí, claro. – lo soltó en una fracción y se lanzó al suelo. Pronto, Hiccup volvió a sentir como el aire ingresaba a sus pulmones.

La joven amarró al animal con unas sogas prestadas de James.

-Espero que no tengamos que optar con el canibalismo con un solo mísero ciervo.

-No creo. Es lo suficientemente grande para todos, y durará al menos un poco más antes de que se descomponga. – dijo él ya en tierra firme. Chimuelo mientras se desperezaba un poco.

-Ayúdame a cargarlo. – le dijo ella. A lo que él respondió,

-De acuerdo.

Al acercarse a ella y tirar de las cuerdas amaradas, sus cabezas chocaron fuertemente. Ambos aullaron de dolor, lo que le recordó algo a Mer.

-Esto… - le dio una trompada en el estómago. – Es por casi asesinarme con tu mascota. Y esto… – otro golpe sobre su cuerpo doblado, justo en lo bajo de su cuello, por lo que cayó de cara al suelo. -  Ya se me ocurrirá por qué… Ahora, ven a ayudarme a arrastrar esta cosa.

Hiccup pidió unos minutos para recomponerse, el primero se lo merecía pero el segundo no estaba tan seguro. No dijo nada y la ayudó a tirar .Pero el ciervo era tan pesado que les costó a ambos moverlo apenas un paso.

-Nos tardará horas volver al campamento de esta forma… - se quejó Mérida, cuyo cuerpo ya se sentía debilitado, tal vez por la adrenalina y mala pasada de hace unos instantes.

-No pensarás que caminaremos, ¿o sí?

-No pensarás que me subiré a esa cosa, ¿o sí?

-Claro, no quiero estar por estas zonas cuando caiga la noche.

-¿Le tienes miedo a la oscuridad? – se burló, divertida.

-No, por supuesto que no. – ese miedo lo había superado hace unos 3 años. – Pero por lo menos quiero comer. Raciones dobles… - canturreó.

-Ya. Pero aun así… - no se le ocurría qué excusa decir. Le tenía pánico a volar, acababa de descubrir.

-Vamos, ya viste que no pasó nada, Chimuelo es seguro.

-¿Lo… Lo prometes?

-Lo prometo, princesa.


Sus miedos se habían disipado en cuanto la gentil brisa acariciaba su rostro. Este viaje fue más tranquilo que el anterior, el dragón volaba sin prisa para no perder la caza de la tarde que tenía entre sus patotas. Mérida incluso se animó a despegarse de su, de alguna forma, “abrazo”, que era su única protección. Abrió sus brazos placenteramente, cerró los ojos y por un momento, se dejó llevar.

-Quién diría que es tan hermoso volar. – se le escapó a él al mirarla en su místico trance, ambos sonreían por lo mismo mientras el sol s ocultaba lentamente.


-¡Al fin! – respingó Jack. – Ya era hora de que llegaran.

-Y traemos un gran festín.


Nada se comparó a la felicidad al ver tremenda bestia del grupo. Comieron hasta saciarse por completo, James había cocinado a la perfección  la carne que había puesto en algunos cacharros que Rapunzel había traído consigo en su bolsa. Hubo ración extra para Hiccup, para Mérida, Jack, Elsa, Rapunzel, todos. Había comida y ganas de cocinar por parte de James de más.

-Nos has salvado. – le dijo Hiccup bufando con exagerado apetito, mientras le daba un gran trozo de carne a Chimuelo y se embutaba un gran bocado de su plato.

-Estamos agradecidos. – dijo Mer con la boca llena. James rio.

-No es nada chicos. Disfrútenlo. Elsa… - le tendió el sabroso plato a la Reina. Ella sonrió amplia y blancamente.

-Gracias, James. Se ve delicioso.

-Es un placer. – le guiñó el ojo y luego fue a entregarle su plato al Guardián.

-No te ganarás mi corazón con una ración extra. – dijo este secamente, aunque con cierta nota de gratitud.

-No es tu amor el que quiero ganar, amigo mío.  Pero empezamos con el pie izquierdo, y quiero compensarte.

-… Presumido.


James se ofreció para lavar los cacharros, y hacha en mano, se adentró en los árboles hacia el río, solo y a paso apurado por si había depredadores. Incluso tenía su típica sonrisa que parecía jamás esfumarse.

-Haz la magia, Elsa. – Rapunzel y Mérida revoloteaban a su lado como mariposas. Repetían lo mismo una y otra vez, Elsa no paraba de reír.

-De acuerdo… Miren esto. – Elsa se frotó las yemas de los dedos y convocó una brillante bola de nieve que luego lanzó al aire y explotó en miles de copos de nieves. Era más bello que las nevadas reales.

-Llevan haciendo eso horas. – Hiccup se quejaba mientras las miraba jugar como niñas con sus poderes. Jack lo acompañaba.

-Tiene poderes asombrosos, no puedes culparla.

-Lo dices porque tienes los mismos. – rodó sus ojos.

-No seas amargado.

-Mira quien habla, de a ratos estás de buen humor de a ratos no. Viejo, eres mi amigo y todo, pero no te entiendo.

Jack, por extraño que pareciera, solo rio.

-Estás exagerando, todo sea por tu envidia a no tener habilidades especiales como Rapunzel, Elsa y yo. En vez de eso, tienes un lagarto.

-¡Dragón!

-Son lo mismo.

-Y no soy el único. Mérida tampoco los tiene.

-También James.

-Oh sí, me olvidaba.

-No son tan distintos como piensas, tú y ella.

-¿De qué hablas?

-Punzie me lo dijo, además eres obvio; te gusta.

Hiccup parecía un tomate con pecas y ojos verdes como platos.

-Q-q-qué a mí no me gusta. Es una escocesa.

-¿Y?

-Somos enemigos naturales.

-Pfff, ¿y quién lo dice? Además, puede ser que también le gustes, si es que no está muerta por mí. No la culpo. – añadió con humor.

-¿Por qué estamos hablando de esto?

-No lo sé viejo, tú sacaste el tema.

-No tú lo hiciste.

Un desgarrador grito se oyó desde lejos. Todos se congelaron en el lugar, hasta que reaccionaron. Tomaron sus armas, dragones y sartenes y se introdujeron en las sombras. James estaba en problemas.

Otro grito, esta vez acompañado de un grito de auxilio.

-¡Por aquí! – Jack había logrado divisar entre la poca luz lo que parecía ser James.

Todos siguieron su mano indicadora y se encontraron con un James en el suelo, cubierto de mugre, sangre y sudor. Y un lobo clavando sus colmillos en su brazo y pierna.

Un rayo congelante de Elsa y una flecha cruzaron los aires y lograron captar la atención del depredador. Jack dio un golpe perfecto mientras corría hacia el herido en el hocico de su boca. El lobo gruñó, era más grande de lo que habían pensado.

Elsa repitió el golpe haciendo que retrocediera. Por último Chimuelo, con Hiccup a su lomo, abrió sus alas y rugió ferozmente, luego lanzó una de sus extrañas bolas de plasma a la cola y patas del animal, ya no hambriento sino asustado. Y así lograron que huya dando chillidos.

-¡James! – Elsa y Rapunzel se lanzaron a él. Estaba destrozado, literal. Las huellas de las mordidas brotaban sangre a borbotones. Lo mismo su mano. Con ayuda de todos, lo enroscaron en el cabello mágico, y Punzie cantó a toda velocidad. Podría ser muy tarde, o no ser suficiente. Estaba muy herido.

Sin embargo, James se aferraba a la mano de Elsa, con ganas de sobrevivir. Hasta que por fin, el dolor cesó. El milagroso poder de Rapunzel había funcionado; su piel, carne y huesos estaban como nuevos. Todos respiraron.

-¿Cómo te sientes? – preguntó Elsa.

-Bien, tengo sabor a rana en la boca. –Miró a Rapunzel – ¿Eso es normal?

Soltaron una carcajada, el mismo James estaba de regreso, era un alivio. Menos Jack quien seguía muy traumado por lo sucedido. Era muy consciente de que no podía defenderse solo. Era solo un chico. Por lo menos estaba a salvo. Y los platos limpios.


Regresaron al campamento, sus corazones ya más calmados. Elsa trataba de alegrar el ánimo de James haciendo demostraciones como con las chicas hacía un rato.

-Eres maravillosa. – Decía mientras reía ante un mini-él de hielo en frente de sus narices.

-Gracias, James. – ella sonrió.


La noche calló, y era el turno de Jack y Elsade buscar comida . Dejaron el cálido campamento a sus espaldas. En esta oportunidad, Elsa había ensayado ciertos guantes de hielo que cubrían la mitad de su brazo y terminaban en una afilada punta, para casos de urgencia. Había dominado el arma que ella misma podía crear tan fácil que podía hacerla aparecer y desaparecer en un santiamén.

Ahora, había un problema más grande que los lobos. Sí, saben a quién me refiero.

No hablaron por un rato, ambos caminaban a paso hábil por las malezas, troncos caídos y raíces en su camino, aunque los dos tenían palabras en sus bocas que no sabían formular. Pero Elsa podía suponer lo que se aproximaba; reproches, enojos, la ignoraría, volvería a hablar de lo feliz y orgullosa que debería estar de su inmortalidad. Y ella se tiraría a un pozo si tenía que escuchar todo eso.

No prestó atención al empinado suelo a su derecha, pisó y casi cayó de no haber sido por la rapidez de Jack al sujetar su mano izquierda.

-Suerte que te atrapé. – sonrió, casi seductoramente, se podría decir. Pero de esas sonrisas verdaderas. Elsa se apartó de él apenas estuvo de pie y rodó los ojos. Necesitarás más que eso, Jack. -No creo que haya mucho que cazar a estas horas. Parece un desierto aquí.

Tenía razón, se habían alejado mucho, pero no había nada más que grillos cantantes en el ambiente pacífico. Era la primera caza de Elsa, y por suerte había tenido suerte de que estuviese vacío, no le agradaba tanto la idea de matar animales por su cuenta.

-Tienes razón, será mejor que volvamos. – se giró, para luego encontrar a Jack en su camino. Era tan alígero y silencioso como un fantasma.

-Elsa, espera. Oye… - se rascó la nuca, nervioso. – Tenemos que hablar.

-No hay nada de qué hablar. – ella no se movió, de a ratos sin poder sostenerle la mirada.

-¿Significa que me perdonas?

-No. Significa que tengo otro problema más que tú. Y no tocaré ese tema.

-No, Elsa, espera. – Aferró su mano para evitar que se escapara.

-¿Qué haces? Suéltame. - Ella se resistió a su contacto.

-No.

-Ya lo has hecho una vez, una segunda no hará daño, ¿verdad? – lanzó sus palabras emponzoñadas.

Auch.

-¿Harás esto todo el tiempo? Supuse que seríamos maduros.

-No se puede ser madura contigo, estás volviendo a abrir una herida que ya había cerrado. – mintió.

-¿Sabes? No te entiendo. A veces, juro que lo veo. Veo que me amas, allí, en tus ojos. Y al segundo, haces esto. ¿Qué rayos significa, Elsa?

-… No estoy lista.

-¿Lista para qué? Por el amor del cielo. - se quejó.

-Dejarte entrar en mi corazón. No otra vez. Siempre termino devastada, y luego te vas. – dijo en un tono elevado, al borde de perder los estribos. Sé fuerte.

-No tenía otra opción, Elsa. Pero fui un cobarde, lo admito.

-La tenías, Jack; quedarte  conmigo.

-Pero…

-Nada. Deja el tema y enfoquémonos en lo nuestro.

-No, no me has respondido-

-No. En estos momentos no sé si te amo. No puedo amar a alguien en quien no puedo confiar.

-¡Puedes confiar en mí!

-No lo creo. – luego añadió, tratando de lucir “profesional” con su tarea. -Ahora, por favor ¿podemos-?

-No, no podemos. – con el ceño fruncido, atajó a la Elsa huyente que se dirigía lejos de él con la punta curvada de su bastón. La silueta de Elsa encajaba perfectamente, y no le dejaba escapatoria. – Tendrás que primero oírme a mí, una vez por lo menos.

-Bien. – Lo justo es justo. – Te escucharé.

-Tú dices que no puedes amarme por haberle dicho un “secreto” a Anna. Y lo admito, me arrepiento. Y  sé que en esta oportunidad, no será suficiente para ti que pida perdón. Pero yo te amo, ¿cómo hago que eso sea suficiente?

-¿Me amas pero rompes la promesa más importante que me has hecho? ¿Le arruinas la vida a mi hermana y la mía? – Apuntó con una risa agria y carente de humor - Entonces, Jack, tú no sabes lo que es amar.


-Y tú tampoco. –ambos estaban serios. – No dejas de amar a alguien por un problema.

Elsa no sabía qué responder a eso, estaba sorprendida. ¿Es posible que no lo amase en verdad, o que estaba equivocada? ¿Qué debería verlo desde otro ángulo? Más preguntas se arremolinaban en ella. De todos modos, en ese momento de ira y desánimo, reaccionó ante aquel comentario con el último gesto que se le hubiera ocurrido.

Lo besó. No pudieron evitar la sorpresa mutua.

Fue un beso fuerte y rápido, pero significativo. En ese beso yacía la verdad; que lo amaba y lo haría por más tiempo, probablemente. Pero también, que había dolor en su corazón. Jack lo pudo sentir. No era suficiente estar arrepentido, debían arreglarlo, buscar esa cura o forma de revertir aquella maldición, juntos. El beso pedía a gritos su ayuda, su entendimiento, apoyo, y que luchara. Porque ella haría lo mismo.

-Gánate mi corazón, Jack. Te lo pido.

Lo haré.

No hubo otra palabra entre ellos. Lo que debía ser dicho se expresó. Sólo quedaba ver quién seguiría su papel. Jack tampoco estaba seguro, pero deseaba que el beso además significase algo.

Se encendió en el interior, y se sintió reconfortado por esa cálida sensación en él. Confianza, anhelo, esperanza, amor, llámese como quiera, para Jack esa palabra era Elsa.

Regresaron, a ritmo más torpe y lento, y en el borde que separaba su campamento de lo salvaje, recordaron que debían haber ido de caza, no a charlar.

-Oigan, ¿y la comida? – dijo James al ver sus manos vacías.

-Huh… - Jack y Elsa se miraron ante la atenta mirada hambrienta de sus amigos – Creo que será un buen momento para comer de las provisiones.

Ambos sonrieron, para esconder el hecho de que habían hecho  todo menos lo que debían. No tuvieron tanto éxito.

-Viejo, ¿qué pasó? – preguntó Hiccup a Jack. Este no sabía que decir en absoluto.

-Sí - se metió Mérida -, ¿dónde está nuestra comida?

Fue Elsa quien respondió.

-Es una larga historia…


Fin del capítulo 36



Casi siento que es una especie de "quote" de esta FanFic, no les parece?


Espera, no te vallas,

Una pregunta rápida, si tuvieras un poder, ¿cual sería? 

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17 comentarios:

  1. genial =) (si volvi :v) primer comentario bueno sobre la pregunta serian poderes de agua o telequinesis :D (si soy rara a toda honra(?) y wow jelsa regresa! sabia que el orgullo no ganaria lo sabia
    - no puedo creer que este aqui con esta loca -.-"
    diego calladito te ves mas bonito , me ha encantado la historia ya quisiera ver la siguiente parte, sige si britt bueno
    -Saludos :D

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  2. mmm la verdad me fascinaria el poder del hielo o volar pero mas del hielo, podria poder cubos de hielo a mi bebida facilmente yei, ok no pero seria divertido

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  3. Me encantó, lo amé pero igual sigo creyendo que debería haber un poquito más de Jelsa ( si soy el primer Anónimo del capítulo pasado).
    Y me gustaría telequinesis o invisibilidad o poder de hielo.

    Y creo (se me acaba de ocurrir) que Elsa podría embarazarse de Jack ;)

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  4. Yo adoro el hielo, me encanta. Por que cuando estoy en invierno no tengo frío. Pero también me gusta el fuego. Los dos por igual. Ahora como el azul es mi color favorito elegiría el hielo jajaja

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  5. Me encanto britt.!!!...Yo también soy de esas que sigo creyendo que debería de haber un poquito más de Jelsa.Y si tuviese un poder me gustaría ver el futuro de las personas, y también tener el mismo poder de Elsa y Jack el poder de el hielo.

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  6. wow.... hermosa me, encanto Britt, eres genial escribiendo estos capitulos (realmente eres genial!!!) besos tu admiradora :)

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  7. Hola yo otra vez tu admiradora....Bueno si tuviera un poder seria del hielo siempre soñe con eso ;)

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  8. Oh bueno, siempre en algun momento quise tener poderes, el primero seria: Poder tener la misma anatomia de las demas personas; fisicamente. Cuando yo quiera, donde quiera y como quiera. El segundo seria: tener memoria idetica, aunque eso es posible, ya la tengo, mayormente en mis estudios, se me hace facil :). La tercera seria: Poder ser invisible; mayormente en momentos incomodos ¬_¬U. La cuarta y muy importante seria: el de jack y elsa, hielo, nieve y escarcha. Quisiera ese poder cueste lo que cueste, ya que, vivo en venezuela y este pais es tropical y no hay frio, solo en merida. ¡joder! quisiera vivir alli, vivo en lara, el lugar donde hace un pepon de sol y calor.

    por cierto ¡SIGUELA.. JODER!

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  9. Me tarde un poco, pero aquí está mi comentario.

    Me fascino que el Jelsa por fin regreso, claro que en pequeñas dosis, pero eso solo nos hace desear más. Ya quiero leer que intentara Jack para ganarse el corazón de Elsa; y claro, ver que hará James.

    Desde mi punto de vista este es de los mejores capítulos de esta historia.
    Por cierto me agrada el Mericcup, realmente tienen mucha química esos dos. Aunque parece que la mayoría se enfoca mas en Jack y Elsa xD

    Bueno eso es todo. Y en cuanto a la pregunta. Amm me gustaría poder controlar el diamante o algo así. Realmente no se me ocurre algo mejor; aunque ,viendo bien , los poderes de Jack son geniales; puede volar, controlar la nieve y el hielo, ser invisible para algunos y ser relativamente inmortal ya que no se si pueda ser asesinado 0-0

    Bueno, ahora si es todo. Espero el cap 37 con ansias.
    Suerte y nos leemos luego!

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  10. britanny esta genial cuando subes el otro que soy un fan de jelsa
    sssssssssssiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

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  11. Wuoa q capítulo con un poco de jelsa.. Pero q propuesta q Iso elsa de ganarse su corazón Mmm que lindo cada ves super mejor esta hermosa historia Britany saludos tu fan Ahh y me encantaria el poder de la imortalidad jje sería bueno jejjeje

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  12. Que lindo al fin algo de jelsa pero q propuesta de elsa veremos q hace Jack mm espero con ansias el próximo capítulo saludos Britany Ahh y me encantaria el poder de la imortalidad sería bueno jjj

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  13. me gustaria tener todos los poderes que pueden haber en especial me gustaria tener el poder de "saber amar" a alguien que no sea mi madre.

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  14. Yo tambien queria el poder de hielo por su belleza y a parte por que así podria jugar a hacer un muñeco de nieve pero la verdad sea dicha tambien me gustaria el poder de volar con el viento igual que Jack porque si estubiera enfadada solo tendria que volar e irme de esa situacion dejando ese tema de lado queria volver a decirte lo que te escribi en el capitulo anterior piensatelo te puedo dar buenas ideas
    Atentamente:
    ANONIMA(Snow Queen)

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  15. Yo diría el poder que sea necesario para hacer a todos felices resumido el poder del amor I love you jelsa forever ! Los quiero a todos!!!!

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