Jelsa, una historia de amor verdadero... Parte 22

Jelsa una historia de amor verdadero.

PD: es probable que se rompa algún corazón.

Capítulo 22. "La última cita".

Jack abrió los ojos y se levantó de la cama rápidamente para tomar las hierbas y dárselas a Elsa. Todavía era temprano, y era probable que ella siguiera en su habitación.

Llamó a la puerta.

-¿Elsa? ¿Estás despierta?

Luego de un momento, al no oír respuesta abrió lentamente el cerrojo. Pero el dormitorio estaba vacío. Posiblemente ya se había despertado. El joven voló con cierto aire de alegría hacia el comedor, le agradaba la idea de que tal vez Elsa se haya recuperado; podría tener esa cita que había querido.

Sin embargo, al llegar allí, no fue recibido como lo esperaba. 

-Buenos días, Elsa. - le sonrió, pero ella no lo había visto. Su mirada estaba fija en su taza de té. Tampoco respondió.

Jack volvió a intentar.

-¿Cómo amaneciste?

-...

-Traje tus plantas. - las depositó en la mesa.

-...

-¿Sucede algo?- a medida que hablaba, daba unos pasos hacia ella

Elsa tomó un sorbo.

-De acuerdo, esto ya es extraño. ¿Por qué me ignoras?

La Reina seguía sin responder. Plan B.

-¿Recuerdas que me debías algo a penas saliera el Sol? - dijo él con voz seductora. Se arrimó a la altura de sus labios para besarla pero fue interrumpido por un plato que Elsa tomó para cubrirse.

-¿Sigues enferma? Espera... - observó las manos de la muchacha - ¡Elsa, tus manos! ¿Qué te sucedió?

-¡Déjame! - se alejó de él.

-¿Elsa... Qué rayos sucede? Ya para de hacerme la ley del hielo, no es necesario.

-...

-¿He hecho algo malo? 

-...

-¡Elsa, háblame! ¡No comprendo! 

-¡TÚ NUNCA COMPRENDES!

-¿De qué hablas?

-¡No te hagas el idiota, sabes lo que has hecho!

-No lo sé.

-No estoy para tus comportamientos de niño. - se levantó bruscamente y abandonó la sala. Jack, al salir de su shock, corrió a alcanzarla. Tomó su mano para frenarla, y ella la quitó.

-Háblame Elsa. Juro que no comprendo.

-Lo sabes perfectamente, Jack. Anoche entraste a mi cuarto, me insultaste, fuiste rudo ¡e incluso quemaste mis manos! Fuiste injusto, no te he hecho nada, tampoco sabía que te sucedía. - aulló al borde del llanto.

-¿Qué? Elsa, yo jamás-

-No quiero oírte, Jack. Ya estoy cansada. - Elsa se perdió por los pasillos a toda velocidad.

Frost estaba ciertamente confundido. No comprendía que estaba sucediendo. Él claramente había estado casi todo el día en las montañas y solo visitó a Elsa antes de marcharse y al volver cuando ella estaba dormida.

A pesar de eso, la joven estaba demasiado sensible para hablar de sus "delirios" en ese instante. El Guardián optó por mantener distancia de ella para evitar más conflictos, y se le encendió el foco: la cita. Claro, la solución era explicarle que no había hecho nada de ello luego de sorprenderla con una encantadora cita. Quizás ella lo entendería.

En ese momento, alguien corría hacia él. Era Anna con Kristoff detrás de ella cargando las maletas de su Luna de Miel. Oh, y Sven.

-¡Jack, hola! 

-Hey, Anna, Kristoff, bienvenidos de vuelta.

-Kristoff, querido. - Anna se dirigió a su marido -¿Puedes llevar el equipaje a la habitación? 

-Seguro, cariño.

-Jack, ¿has visto a mi hermana?

-Huh, esta en su cuarto.

-De acuerdo, ¡gracias! - corrió detrás de él. - ¡Nos vemos luego!

Y ambos partieron en lados opuestos, la princesa a por su hermana y Jack hacia el bosque.

-Toc, toc.

-Vete, Jack. - respondió Elsa tristemente desde su cama. No se molestó ni en levantar la mirada de sus manos.

-Elsa, no soy Jack. - la joven pelirroja entró en el dormitorio.

-¡Anna! - el rostro de la Reina se iluminó- ¡Has vuelto! ¿Cómo te ha ido?

-Estuvo genial. Pero basta de hablar de mí. ¿Qué tal tú? ¿Y con Jack? -preguntó con ansiedad.

-... No estoy de humor para hablar de ello. - su emoción cayó al suelo una vez más.

-¿Elsa, que sucedió? - Anna estaba preocupada. Tal vez no debió preguntar.

La Reina no estaba segura, pero al final le mostró sus manos heridas.

-¡Dios mío! - cubrió con sus manos su boca. Elsa terminó por explicarle los sucesos de la noche anterior y cómo esa mañana Jack actuaba como si no hubiese pasado.

-¡Eso es terrible! Jamás creí que él te lastimaría así. Pero...¿Estás segura que fue él?

-Anna, ¿cómo no reconocería a Jack? Era él, lo sé... Eso creo... -las hermanas estaban perplejas. Instantáneamente, un papel se deslizaba por debajo de la puerta. Anna fue a recogerla y la leyeron juntas.

-Es una carta. - dijo la princesa mientras la leía - Más bien, una invitación. Dice que vayas al bosque, al sector donde suelen ir, a medianoche. Y que todo será explicado. Con amor, Jack.

Elsa se quedó en silencio. "¿Está jugando conmigo?"

-¿Irás?

-No... Anna, no comprendo. ¿Acaso ya no me ama? Tal vez está enojado. ¿Pero cuál es la razón? - la chica comenzó a llorar en los brazos de su hermana.

-Yo creo que deberías ir. Averigua qué le sucede. 

-No lo sé.

-Elsa. Dale una oportunidad de explicarse. Tal vez estaba ebrio, ¡no lo sé! - Anna trataba de tranquilizarla.

-... Tal vez. - suspiró- Está bien. Lo haré.

Las horas corrieron, Elsa estaba nerviosa. ¿Y si la volvía a lastimar? Todo en lo que podía pensar eran dudas sin respuestas. Por fin llegó la hora. Respiró profundo y se adentró en el oscuro y denso bosque de Arendelle.

A unos metros de la cascada, la chica oyó unas pisadas.

-¿Jack?

-¿Quién más? -él apareció, otra vez con su aire arrogante.

-¿Vas a explicarme qué demonios te sucede?

El Guardián suspiró. - Elsa... No tengo idea de cómo decírtelo.

-¿Decirme qué?

-Hace dos noches, cuando me dijiste que no podremos estar juntos para siempre... Yo...

-¿Es por eso? ¿Por eso enloqueciste anoche?

-¿Quieres dejarme hablar? - vociferó. - No cierras tu boca ni un segundo.

-¡Ya para de hacer eso! ¡Como si fuese peor luego haces como que nada ha sucedido! - sus ojos picaban, no duró mucho hasta que comenzó a llorar.

-Deja de llorar. - la voz de Jack era fría y dura.

-¡No puedo!

-Inténtalo, no lo soporto.

-Para...

-De acuerdo, acabemos con esto. Elsa...

Ella secó sus lágrimas y lo miró fijamente.

-Ya no te amo.

El mundo se volvió oscuro, su corazón se partía y caía al suelo en mil pedazos, sintió Elsa. El peso de esas palabras la sofocaban. Ya no te amo, ya no te amo, ya no te amo. Ese era su peor miedo, que Jack ya no la amara. Y esa era la verdad. Él continuó explicándose.

-Te traje aquí, por última vez. Aquella noche tenías razón. Tú morirás, yo no. ¿Entonces por qué debería malgastar años de mi vida amando a una mujer que envejecerá y morirá? Ahora lo entiendo. 

-Jack... - dijo débilmente en forma de súplica. No quería oírlo.

-Tú eres como un ancla que me mantiene en un lugar por obligación. Pero ya me harté de ello. Soy un alma libre, entiéndelo.

-Basta...

-Fue idiota incluso enamorarme de ti en un principio. A veces me pregunto si en verdad lo hice... En fin, ahora lo sabes. Dejaré de ser un Guardián si es necesario, pero ya no quiero seguir atrapado. Suerte con tu corta vida, Elsa. - al terminar sus palabras oscuras se elevó y desapareció por el nocturno cielo.

Las piernas de Elsa se doblaron en dos y calló al frío pasto. Cada palabra era un puñal, y su sangre eran lágrimas. Su llanto era desconsolador. Jack lo había admitido, y todo por lo que habían luchado ya no existía. Se acabó.

Fin del capítulo 22