jueves, 2 de abril de 2015

Jelsa, una historia de amor verdadero... Parte 26.

Jelsa una historia de amor verdadero.


Capítulo 26. "Si la Luna te lo dijo, debes creer."






-¡Buenos días, Elsa! –saludaron todos al ver a la chica entrar en el comedor.


Elsa seguía risueña, había tenido una noche terrible y no pudo descansar muy bien. Saludó con un fatigoso “hola” y se sentó al lado de Jack.


-Buenos días, querida. ¿Cómo amaneciste?


-¿Tú qué crees?


-No muy bien, supongo… -Jack se mordió la lengua.


-Seguro no durmió bien por los ronquidos de Jack. – se mofó Anna al acabarse un plato entero de… ¿chocolates? ¿Cómo no le agarraba un ataque al hígado?


-Yo no ronco, es Kristoff que ronca como oso. Lo oigo a través de las paredes.


-¡Ey! – Kristoff se quejó, pero todos acabaron por partirse de risa. Excepto Elsa.


-Si me disculpan, no desayunaré hoy, tengo trabajo que hacer.


-Pero es sábado, Elsa ¿No es tu día libre? – le recordó su hermana.


-Sí, pero… Si no lo hago, nadie lo hará. Buen día. – así como llegó se fue con un seco saludo.


Jack fue tras de ella.


-¿Estas bien? – dijo mientras conversaban por los pasillos. Sin duda estaba preocupado. Y lo último que quería ella era simpatía.


-Sí.


-¿Es por lo de anoche?


-No quiero hablar de ello.


-Pero dijiste que hablaríamos.


-No, tú lo dijiste.


-¿Elsa qué fue tan grave como para dejarte así? Dudo que haya sido solo un sueño.


-No lo entenderías.


-Pruébame.


-Dije que no, Jack. –acotó con seriedad. Un no es un no. Pero eso no servía con Jack, él acabaría por sacarle la información.


-De acuerdo, de acuerdo. Te dejaré en paz, pero sólo hasta el mediodía.


-¿Qué hay el mediodía?


-Ah, sorpresa.


Y fue volando de regreso al comedor dejando a la Reina cual estatua en el pasillo. Sacudió su cabeza y se encerró en el estudio.


Obviamente, no pensaba trabajar. Se pasó el tiempo reflexionando lo de anoche, ¿había sido un sueño? ¿O fue real? Prefería con toda su alma la primera opción.


¿Qué sería peor que ser inmortal? Ella no lo veía como una bendición o un regalo, como por ejemplo su magia. Era un castigo. Imagina perder todo lo que amas, dejarlos atrás…


Alejó los pensamientos de su cabeza que solo lograban atormentarla. Alguien llamó a su puerta. Miró el reloj de la sala, eran las 12 pasadas. Vaya que había pasado mucho tiempo metida en sus pensamientos.


Al abrir la puerta, se encontró con el mismo pasillo vacío. A los alrededores no había nadie tampoco. Dando un paso fuera de la oficina, Elsa resbaló y por poco cae al suelo. Había un extenso rastro de hielo que caminaba por los corredores.


-¿Y esto? – oh, claro. Eso tenía escrito Jack Frost por todas partes.


Elsa caminó siguiendo el rastro helado. Siguió por unos buenos metros hasta llegar al enorme salón de baile, que a esas alturas del año siempre se encontraba vacío.


-¿Qué hace Jack aquí? – se preguntó.


Casi le dio un ataque al ver el desorden que era la sala. Estaba completamente –literal – cubierta de hielo. Incluso estaba nevando. Era casi parecido a lo que se veía luego de jugar con Anna y su magia de pequeñas. Pero el salón de baile estaba mil veces peor.


-Dios mío. – se horrorizó ella.


Buscó a Jack con la mirada, y cuando lo vio reaccionó instintivamente arrojándose al suelo justo antes de que una bola de nieve se estrellara contra la pared detrás de ella. Jack se echó a reír.


-¡Jack, qué has hecho! – dijo al reincorporarse - ¡Esto es un caos!


-¡Lo sé! Me fascina, ¿a ti no? – sus ojos brillaban de risa. Antes de hablar, a Elsa también se le soltó una risilla pero lo ocultó en un segundo.


-¡No puedes congelar toda una habitación porque sí!


-Claro que sí. ¡Es una fantástica idea, admite que te encanta!


-¡Está prohibido! No hacemos magia en el castillo.


-Pues, las reglas están hechas para romperse.


-Tendrás que limpiar todo esto.


-No si es una sorpresa.


-¿Ah, sí? – Elsa lo miró con gravedad. Casi gravedad. Alguna que otra vez se le escapaba una sonrisa. Con un gesto de su magia hizo aparecer una bola de nieve, desatando la guerra. - ¡Aquí tienes tu sorpresa!


La bola cruzó los aires a toda velocidad y fue a parar en el rostro desconcentrado de Jack. Él aún seguía en su “modo travieso” y le devolvió el golpe con una sonrisota plasmada.


Elsa saltó a un lado y cayó rodando detrás de un gran montón de nieve que le serviría de “protección”. Por encima de su fuerte vio que Jack formaba con su bastón a lo lejos un mismo resguardo de nieve.


Miles de estas bolas volaron por todas partes, algunas daban en el blanco. Pero por un segundo, la oleada que venía del lado de Jack frenó.


Elsa, partida de risa, se asomó sin alejarse de su fuerte.

-¿Dónde está?


Pero la voz de Jack apareció en otra parte.





-¿Me extrañabas? – Jack flotaba a sus espaldas sosteniendo sobre su cabeza una inmensa bola de nieve. El grito de Elsa fue tapado por la nieve al caer sobre ella. Había sido cubierta por completo, excepto por sus brazos y un poco de su cabeza.


El Guardián descendió al gélido suelo diciendo:


-Jack 1. Elsa 0. Creo que deberías considerarte perdedora, cariño.


Con su mano libre, Elsa creó su Haz bajo la manga.


En el momento en que Jack se alejaba de ella, un monstruoso hombre de nieve apareció.


-Ay, mamá. – Aquél lo sujetó de su abrigo y lo inmovilizó en el aire. Elsa terminaba de deshacerse de la nieve sobre ella cuando el gigante de hielo rugió en una fuerte ventada helada.


-¿Qué es esta cosa? – gritó Jack espantado - ¡Dile que me suelte!


- Su nombre es Marshmallow. - Elsa carcajeaba.


-De acuerdo, Marshmallow. ¡DÉJAME IR!


El hombre de nieve miró a su creadora con incredulidad. Ella asintió con una sonrisa chueca y ojos socarrones.


Jack fue arrojado hasta la otra punta del enorme salón y aterrizó de cara sobre la suave nieve. Elsa le agradeció a su hombre de nieve con un beso y corrió hasta su Guardián.


-¡Me rindo! – dijo Jack rápidamente en señal de derrota.


-¿Quién es el perdedor ahora? – ella simplemente no paraba de desternillarse.


- No es justo, tú usaste a Marshmallow. – Jack no tenía un pelo de molesto, más bien estaba admirado. Elsa siempre perdía en sus guerras de nieve.


-Claro que sí es justo. No hay reglas de juego. – la risa se desvanecía dejando como huella una sonrisa.


-Por supuesto que sí. Y dicen que no es justo utilizar gigantescos hombres de nieve.


-¿Qué reglas?


-Las que acabo de inventar.


Ambos compartieron una risa, Elsa ayudó a Jack a salir de la nieve y se quedaron tumbados allí.


-Esa es la Elsa que me gusta.


-¿La que te vence?


-No, la que sonríe y se divierte.


Ella se iluminó.


No dijeron nada por un tiempo, solo permanecieron quietos.


-¿Jack?


-¿Mhm?


-¿Me quieres contar un cuento?


-Wow, vaya, finalmente. No me lo esperaba. Pero tengo uno preparado para ti. ¿Lista?


-Lista.

Jack carraspeó y comenzó a narrar.


-Muchos piensan que el primer amor surgió entre un hombre y una mujer. Incluso un hombre y un trozo de carne. Pero no fue así como surgió. Esos amantes de los primeros tiempos fueron el Sol y la Luna. Ellos escasamente se conocían; se perseguían el uno al otro y casi siempre se extrañaban. La Luna estaba allí para el Sol, brillando, respirando, escuchando. Era hermoso, decían las estrellas a las nubes, como la Luna amaba tanto al Sol que moría cada día para dejarla respirar. Y era hermoso, respondían las nubes, como el Sol cedía su lugar para que su amado brillara en la oscuridad. Pero una vez en mucho tiempo, ellos se encuentran y se besan, y el mundo quedaba plasmado en asombro de su eclipse. – al terminar su relato, miró hacia Elsa que yacía sobre su pecho. Ella había cerrado los ojos para imaginarse la historia y los abrió cuando la voz de Jack cesó.


-Fue muy linda.


-Lo sé, es un poco trágica.


-¿Por qué?


-Bueno, la Luna no siempre puede ver al Sol, y viceversa.


-Pero se sacrificaban por el otro. Eso es tierno.


-Lo sé, soy un excelente narrador. – dijo a modo de broma, acompañada por una brillante sonrisa blanca. ¿Cómo hacía para tener los dientes tan blancos?


-Jack... hablando de la Luna…


-¿Tienes otra historia?


-Más bien fue un sueño. Bueno eso creo que fue.


-Cuéntame. – se giró para enfrentarla con expresión animada y apoyó su cabeza cobre su brazo doblado. – Adoro los relatos.


-Bueno… tuve un extraño y aterrador sueño anoche. Más bien pesadilla. Yo estaba en el dormitorio, tú dormías a mi lado. En eso oigo una voz que me llama y me dice que vaya al balcón y mire el cielo. – la parte que le seguía ya le parecía absurda, y la narró entre risitas – Entonces… ¡resultó ser la Luna que me hablaba! Su nombre era Hombre del Atún, o de la Luna, no recuerdo. ¿Y sabes qué me dijo?


La expresión de Jack cambió por completo.


-¡Que soy inmortal! – rio alto.


Pero él no reía en absoluto. Por el contrario, estaba más serio que nunca.


-¿Estás segura que la Luna te habló?


-Claro, fue un sueño ¿Qué más? – le dio un codazo al Jack y noto su expresión. - ¿Qué pasa; por qué no ríes?


-Porque no fue un sueño, Elsa. Fue real.


-¡Pero si solo fue un sueño! No estés tan espeluznado, ni que en verdad yo fuese inmortal.


El Guardián se levantó de allí de un salto, sujetando a Elsa para que lo acompañara.


-¡Hey! ¿A dónde vas?


Se giró abruptamente como un toro hacia ella. ¿Qué le pasaba?


-¡No fue un sueño! Lo que te dijo Hombre en la Luna es cierto entonces. Si te lo dice la Luna, entonces debes creer.


Ahora, la joven estaba igual de horripilada. No dijo palabra alguna a la vez que él tiraba de ella hacia las puertas, y luego al guio fuera del palacio. Recuperó el habla cuando Jack la sostuvo entre brazos con los pies despegados del suelo.


-¡Qué haces! ¿Dónde me llevas?


-A la Central Guardiana. Esto es serio Elsa.


-¿Qué? ¡Estás loco! La Luna no habla, es solo una estrella en el cielo. ¿Cómo puedes saber que no fue un simple sueño? – habló casi a los gritos.


-Hombre de la Luna te ha dicho que eres inmortal. – dijo a duras penas, como si las palabras le pesaran toneladas – Aún no sé cómo eso es posible, pero sé que es cierto. Porque hace tiempo él me dijo lo mismo, y sigue siendo real.


-… I-imposible.


El chico bajó la mirada.


-¡No, Jack, no es verdad!


-No entiendo por qué él te ha hecho inmortal… No tiene sentido – dijo más bien para sí mismo. – Ven, nos vamos al Polo Norte.


-¡NO! Me niego a creer que es cierto. ¡No iré a ningún lado! –trató de zafarse de su agarre.


-No es una pregunta. No vamos ahora.


Comenzó a volar por los aires, Elsa casi pierde el equilibrio. De su bolsillo, sacó lo que parecía una bola de cristal a la que susurró algo que la joven no pudo oír. La arrojó y esta se transformó en una especie de colorido portal. Jack lo atravesó sin problemas, pero el estómago de la Reina dio un terrible salto que por poco le provoca náuseas.


Del otro lado del portal, había un cálido y amplio lugar con gente andando a su alrededor. ¿Esperen, esos son yetis? 

Otras criaturas diminutas corrían por el lugar, y allí en la chimenea había un enrome hombre que apenas sobresalía de la rojiza decoración.


Elsa brincó fuera de Jack, todavía molesta.


-¡Cómo te atreves, Jack! No quería ir a ninguna parte.


-¿Qué, no has disfrutado del viaje? – la miró con esos ojos bromistas del color del océano. No era momento para bromas.


-¡Oh, sí, claro! Adoro que me arrojen a un portal mágico.


-Que gusto que te haya gustado mi idea.


-¿¡Sarcasmo es un lenguaje desconocido para ti, no es así!?


-¡Hey, Jack! ¿Qué te trae aquí? – el hombre rechoncho y canoso caminó en su dirección. Su acento era jocoso y su voz demasiado bulliciosa – No es invierno todavía, ¿qué haces aquí?


-Estamos aquí por una emergencia, Norte.


-¿Están? ¿Quién es-? ¡Oh! –el tal Norte notó la presencia de la muchacha. Las mejillas rosadas les daban la bienvenida con una sonrisa.- ¿Has traído a la Reina de las nieves?


-Elsa, mi nombre es Elsa. – saludó al extraño.


-Es mi novia. – aclaró él.


-Dime cuál es la emergencia.


-La Luna… La Luna habló con Elsa. Y le dijo que es… inmortal. A causa de un beso que prácticamente le salvó la vida.


-¡Eso es imposible! – se dirigió a la joven - ¿Es eso cierto?


-Sí… ¡Pero fue solo un sueño!


-Me temo que es más serio que eso. – los ojos alegres de Norte se oscurecieron bajo su ceño fruncido. – Necesitamos a todos los Guardianes, en este instante. Ellos nos ayudarán a saber qué sucede.


Se dirigió al centro del lugar y activó una especie de palancas que envió por los cielos señales parecidas a las aureolas polares que se veían desde Arendelle.





























En unos instantes, una chica alada, un conejo de tamaño particular y un hombrecillo dorado arribaron a la Central Guardiana.


-Esos son los Guardianes. –explicó Jack al oído de Elsa.


-¡Bienvenidos, chicos! Les presento a Elsa, la novia de Jack. – saludó Norte.


Una criatura peluda y gris se acercó, ¿saltando?, hacia ellos.


-¿Jack tiene novia?


-Claro que sí, Conejo. Te lo he dicho miles de veces. – señaló Jack.


-¡Jamás creí que fuese real! – luego se dirigió a ella y le besó la mano – Un placer, mi lady.


-Igualmente.


-No pensé que Jack fuese capaz de enamorar semejante bombón. Qué pena que no me hayan designado a mí como su Guardián, m’adam.


Elsa se sonrojó de vergüenza y Jack le dio un golpe al conejo gigante.


-Aleja tus manos de ella, Cola Peluda. – el aludido rio y preservó su distancia.


El hombrecillo dorado sacudió su mano sin decir una palabra. A continuación, la chica halada de vibrantes colores le dio la bienvenida, pero solo a Jack.


-¡Jack, hola! ¿Cómo estás? Te ves bien, y tus dientes... – metió sus manos en su boca. Elsa se incomodó, no pudo evitar sentir ese algo posesivo en su pecho. – También perfectos, justo como tú…

¿Y ahora le coqueteaba?



-¡Oye, quita tus man-! – las palabras se escaparon por lo que tapó su boca para no meter más la pata.


-¿Disculpa, quién eres?


-Mi chica. – respondió Jack.


Los ojos del Hada se hincharon de sorpresa, y pidiendo disculpas se alejó.


-¿Fueron celos lo que oí? – chasqueó Jack.


- ¡N-no! Es solo que…


-¡Chicos! – puso orden Norte sobre todos. – Basta, esto es serio. ¿Quieren sabes por qué los convoqué? Yo les diré por qué.


-Finalmente. – Conejo rodó los ojos.


-Porque Hombre de la Luna habló con Elsa… – el hombre les explicó todos los sucesos.


-¿Habló con Elsa? – se sorprendió el Conejo. Fue el Hada quién habló después.


-¿Con ella? ¿Pero qué tiene de especial para que haya sucedido eso? Me refiero a que Hombre de la Luna no habla con cualquier simple mortal.


-Bueno… -especuló Jack – Ella es la Reina de las Nieves. No se ganó su título por nada.


Sandyman notó los rayos de la Luna asomarse por la escotilla en el techo.


-¿La Reina de las Nieves? – comentaron los otros Guardianes.


-Huh… Eso creo… - les respondió Elsa, ruborizada.


-Tal vez por eso la Luna te ha elegido… - deliberó Norte en voz alta. - ¡Necesitamos otro Guardián!


-Oh no, otro Guardián con poderes de hielo no… - el Conejo de Pascuas suplicó.


-¿Estás segura de que él habló contigo? – el Hada insistió. Era posible que no le agradara la idea de Elsa en el equipo. -Quizás fue solo un sueño.


-Lo sé. Solía pensar eso pero… Es posible que no lo haya sido. – La Reina reflexionó; Jack respondió al instante.


-Por supuesto que no lo fue. Ha sido real. ¿No comprenden? La primera vez que la Luna habló conmigo me dijo que era inmortal luego e revivirme. ¡Ahora es lo mismo!


Sandyman apuntaba al cielo para que el resto mirara al hombre de la Luna, pero nadie le prestaba atención a sus llamados.


-Ahora no, Sandy. – le dijo el Guardián del invierno.


-¿Pero por qué le dijo a Elsa que era inmortal si no ha muerto?


-De hecho… si murió. Pero mi beso la revivió, suena extraño, lo sé. La Luna me dijo que lo hiciera, pero no estaba seguro de que funcionaría por completo. El daño era demasiado grave.


-¿Entonces estás viva por un beso? – le preguntó el Hada de los Dientes a Elsa.


-Bueno… no lo sé. ¡Pero yo no quiero ser inmortal! No quiero…


-Pero no hay problema en ello.- señaló Conejo seguido por Jack.


-Exacto. Piénsalo Elsa, podríamos vivir una eternidad juntos-


Sus palabras fueron interrumpidas por el tintineo del sombrero de un duendecillo que estaba siendo sacudido por Sandy. Cuando por fin tuvo la atención que quería, apuntó a la ventana en el techo.


-¡Oh, Hombre de la Luna! Qué tal, mi viejo amigo. – Norte saludó con su familiar esencia. – Sandy, ¿por qué no nos dijiste que estaba aquí?


Hada se acercó a los reflejos de luz.


-Está intentando decirnos algo importante.


-¿Qué es, amigo? – Jack, al igual que los Guardianes, miraba al cielo sobre ellos.


-Dice… Dice que es algo sobre la chica. – repitió el Conejo.


De pronto, Elsa también pudo escuchar su solariega voz en su cabeza. Volvió a sentir ese pavoroso escalofrío. Jack notó cómo ella se achicharraba en su lugar, casi temblando. Se acercó y la rodeó su brazo.


Así como llegó, la Luna se alejó, y la voz cesó en sus mentes.


-Entonces… - Norte terminó por resumir – Lo que ella dijo es cierto. La Luna en verdad habló con ella. Lo que significa… Elsa no es mortal. Es como nosotros.


-¿Entonces ella también es un Guardián?


-¿Qué? ¡NO! – respondió Jack al hada. – Él dijo que solo es inmortal, nada más.


El rígido ambiente pasó de estar paralizado a ser una celebración.


-¡Sí, felicitaciones Elsa! Ya no eres una simple mortal. ¡A festejar! – Norte y todos y cada uno de ellos aplaudían sonrientes. Papeles de colores caían sobre ellos, incluso se empezó a oír música de fondo. Aunque Jack y en especial Elsa no estaban de ánimos para celebrar.


Por su parte, a Jack le agradaba la ida. Sólo que estaba muy sorprendido, su sueño de había cumplido muy de pronto. Fue Elsa la que destrozó el aire festivo; más bien lo congeló.


-No, no, no ¡no! ¡BASTA!


Los presentes se habían callado cuando la helada ola los apaleó.


-¡Yo no quiero esto! ¡Nadie me ha preguntado si quería ser inmortal!


-Pero no es algo que hayas podido elegir, Elsa. – Jack estaba confundido. Había supuesto que ella quería estar con él por toda la vida, a menos eso le había dicho. Pero ahora reaccionaba totalmente distinto.


-Sólo quiero ser normal, ¿de acuerdo? ¡Quiero revertirlo!


-¿Pero no era eso lo que querías? ¿La posibilidad de vivir juntos sin dificultades como la muerte, por ejemplo?


-Sí, ¡pero no de esta forma!


-¿Entonces cómo? Ser inmortal es la única manera.


-¡No es justo, Jack! No he tenido la posibilidad siquiera de elegir mi destino, simplemente he sacrificado mi vida por ti.


-Eso es de lo que se trata el amor. – ultimó Jack.


-¿O sea que por amarte debo ser atada a una vida que jamás pedí?


-¡No dije eso!


-¡No fue por mi elección, no estoy lista! Quiero mi vida de nuevo, no esto. ¿Qué va a ser de mi hermana, mi Reino, amigos? No los quiero ver morir mientras que yo viviré para siempre.


La discusión simplemente no iba por buen camino. Ambos gritaban y Elsa lloraba. Nadie gana hasta que nadie gana, 

pensó Jack. A su vez, tanto yetis, duendes y Guardianes se alejaban de la pareja en cuestión, dejándolos pelear en privado.


-¡Yo también tuve una hermana, Elsa! Por si mal no lo recuerdas. Y ella murió después de que me volví inmortal. Fin de la historia. No había nada que hacer al respecto; los mortales mueren, y nosotros seguimos. Es así como funciona el ciclo de la vida.


-Igualmente yo quiero ser mortal. Quiero envejecer y ser una anciana… Quiero tener familia. – las palabras salieron a cuentagotas - ¡Pero ahora nada de eso sucederá gracias a tu ESTÚPIDO BESO!


-¿Perdóname? ¡Ese beso salvó tu vida!


-¡Ni siquiera lo hubiese querida de haber sabido que me volvería inmortal!


-Oh… ¿Así que prefieres morir antes que ser inmortal a mi lado? –continuaron vociferando. Jack se notaba herido. Muy herido. – Lo hice para salvarte, no quería perderte. ¿¡Y ahora esto es mi culpa!?


-¡Por supuesto que lo es! Todo esto apesta, preferiría estar muerta.


Elsa sintió el daño de sus palabras dirigidas a Jack… Se había pasado de la raya, pero es que el estupor de la situación la había superado.


-No, Jack… Lo siento, pero es que debes entender. Este no es mi destino, tal vez para ti lo sea, pero no para mí. Si me amaras, entenderías. ¿No importa lo que yo pida?


-¡Paren ustedes dos! – Norte volvió a pedir orden. Su atronadora voz rebotó por las paredes del gigantesco edificio. Fue curioso como su voz pasó de ser un trueno a un dulce pastelillo. – Elsa, querida, escúchame. No hay nada que se pueda hacer para cambiar lo que tu destino te ha impuesto. No existe tal cosa para revertirlo.


El enojo se esfumó tanto de Elsa como de Jack cual humo. Norte tenía ese efecto en los demás. Pero Elsa no podía quitarse de la cabeza esa sensación de pánico.


-¡Debe haber una manera! Tal vez si le pregunto a la Luna cambiará de opinión.


-Dudo que ese poder esté en sus manos, Elsa. Debería agradecer que por lo menos estés con vida.


-Vaya que vida…


-Elsa. – prosiguió su Guardián sujetando sus estremecidas manos. – Tarde o temprano te darás cuenta de que toda esta situación no es mala. Finalmente, encontramos la solución para estar juntos. Anda, anímate.


Ella intentó zafarse de su agarre, pero no tenía energía suficiente para ello.


-Esta no es la solución que quería.


Jack se rindió, solo traería a flote más discusiones; prefirió guardar silencio.


-No entenderás, Jack… Llévame a casa. – susurró.


-Bien, nos vamos.


-Huh, ¿Jack? Antes de marcharte, déjame decirte algo. – lo frenó el Guardián barbudo. Frost miró primero a Elsa de reojo y fue hasta donde Norte a un rincón alejado de los demás.


-Chico, escúchame. Entiendo que tú quieres más que nadie su inmortalidad.


El joven asintió, todavía dolido.


-Pero ponte en su lugar. ¿Es eso lo que quiere?– continuó diciendo a lo bajo.


-No, por supuesto que no.


-Ella quiere su vida devuelta. Y tú, tú debes ayudarla a encontrar una forma de cambiar su destino. Eres su Guardián, incluso algo más. Por eso actúa como tal. Y recuerda: nunca, pero nunca, pierdas la esperanza y siempre pelea por ella.


-… Lo haré.


El anciano sonrió.


-Es tiempo de irnos. Gracias, Norte.


Se despidieron fugazmente, y Jack arrojó otras de esas esferas mágicas que Norte le había dado. Esta vez, el portal no le había provocado nauseas a Elsa. Más bien, se sentía una roca, anestesiada de cualquier sentimiento. No había nada más en su pecho que malestar.

Fin del capítulo 26

16 comentarios:

  1. gracias, me encanta,te quiero Britanny!!!!!!!!!!!. Primera en comentar...:)

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  2. hola, me gusto tanto que casi lloro, estaba muy anciosa por leerlo, que me concentro en la historia y los sucesos que pasan son tan intensos que vale la pena leer tus historias, en fin cuando publicas el otro? sin presionarte, solo esperare. :)

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    1. Que linda! Muchas gracias! Ahora mismo estoy sin mucha inspiracion y no estare en casa por unos dias asi que supongo que publicare el sabado o domingo. Saludos!

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  3. Amo tu historia todos los días estoy aquí esperando el siguiente capitulo solo unas preguntas, por que no has incluido a olaf?? Y has escrito alguna otra historia?? Porque si es así m encantaría leerla... :)

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    1. Holaa, muchas muchas gracias por el comentario! Olaf aparecera pronto en la tercera parte y ultima de la historia. Y de hecho estoy empezando una nueva historia de jelsa que incluye a merida, rapunzel, hiccup pero en un mundo paralero. Es parecida a la tematica de los juegos del hambre o divergente y es muy diferente a esta historia por lo que no estoy muy segura que les vaya a interesar.

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    2. Amo tu historia!!No paro de leer ni un segundo y si haces la historia paralela parecida a los juegos del hambre o insurgente (mis libros favorito) se que no voy ha hacer otra cosa que leer tu historia

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    3. Amo tu historia!!No paro de leer ni un segundo y si haces la historia paralela parecida a los juegos del hambre o insurgente (mis libros favorito) se que no voy ha hacer otra cosa que leer tu historia

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  4. Pobre Jack... Elsa echándole la culpa de todo cuando el la besó porque no quería perderla, no sabía que eso la haría inmortal y mucho menos que Elsa no quería ser inmortal! si se pasó de la raya...

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    1. De hecho, por el momento yo tambien estoy del lado de Jack. Por el momento...

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  5. Si harían. Una peli de los.dos sería la pareja animada más famosa del mundo

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    1. ¡estoy contigo! es cierto, ademas ya es la pareja mas popular en todo el mundo, los de disney lo dijeron, le encanta la pareja jelsa, solo falta que hablen con los de dreamworks

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  6. me gusto de la hada bueno los celos

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  7. Que no le creo a elsa yo amaria ser inmortal auque la en tiendo pasar toda tu vida siendo inmortal mientras que ves a toda tu familia morir pero no hay forma de convertir a toda la familia en inmortales asi no se sentiria tan mal

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  8. esta Elsa ya me canso párese que nunca aprovecha lo q tiene enfrente tiene que aseptar lo que es enrealidad

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  9. Britt eres mi ídolo yo soy tu fan y tengo solo doce años y amo tu historia eres la persona mas talentosa que conozco :-)

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