Jelsa, una historia de amor verdadera... Parte 19.

Jelsa una historia de amor verdadero.

Parte II.

Capítulo 19. "La Oscuridad se aproxima"

La vida en Arendelle había vuelto a la normalidad, Elsa volvió a su antiguo hogar y finalmente Anna se casó con su comprometido Kristoff. La fiesta había sido inmensa, todo el Reino estaba invitado. Luego de que los novios dieran el sí, viajaron en su Luna de miel a una conocida isla tropical para disfrutar de su nueva vida juntos, y Elsa había vuelto a tomar su puesto de gobernante.

En cuanto a Jack, no se había alejado de su amada, se moría de ganas de pasar más tiempo con ella. Un día la “raptó” de sus deberes reales para pasear por Arendelle y los bosques vecinos. Ella, por supuesto, no se negó, el papeleo podría esperar un tiempo.

Mientras caminaban por las atestadas calles del pueblo, la pareja no podía evitar llamar la atención de todos. Las mujeres sonreían al verlos pasar, y los hombres le guiñaban el ojo con sus pulgares arriba al “nuevo galán”.

-¿Por qué todos pueden mirarme? – susurró bajo para que Elsa lo escuchara.

-Todos creen en espíritu del invierno. Eres una celebridad ahora, Jack. – rió tímidamente ella a la vez que saludaba a una pequeña niña que batía sus brazos en su dirección?

-¿Porque salgo con una Reina, no es verdad?

-Aja.

-Pues es un poco intimidante, pero no me importa mientras estoy contigo. - sin saberlo se habían vuelto la pareja más famosa de todas.

-¿A dónde vamos, por cierto?

-Tendremos una cita, Elsa.

-¿De verdad? - se sonrió feliz por la noticia - ¿A dónde?

-Ya verás.

Sin previo aviso imito el gesto que ya se había vuelto habitual de alzar a Elsa en brazos y salió volando, cruzando el estrecho canal del mar hacia el alejado bosque. Allí nadie los molestaría.

-¡Jack! Aterraste a todas esas personas con tu vuelo. - le reprocho la chica.

-Yo no diría "aterrar". Más bien, no se la vieron venir.

-Debiste ver sus caras, quedaron boquiabiertos.

-No es que me preocupara qué dicen de mi anormalidad.

-Lo sé, y no digas eso. Es una especialidad de la que debes sentirte orgulloso. - Elsa relajó su rostro y depositó un delicado beso en su mejilla- Ya puedes bajarme, Jack.

Él había quedado atontado como cada vez que ella lo besaba y olvidó por completo que aún sostenía a Elsa en sus brazos.

-Oh, cierto.

-¿Planeaste nuestra cita en medio del bosque? - ella estaba maravillada, de hecho nunca había tenido una cita pero no se esperaba que fuese tan a la interperie.

-¿Qué te puedo decir?, me gusta lo rústico. -tomó su mano y se encaminó en dirección al Este - Vamos, es por aquí.

Caminaron hasta un bello prado con vista a una catarata de aguas cristalinas. No solo el paisaje era lindo sino la elaborada decoración que había preparado Jack. El pasto verde estaba cubierto de escarcha en forma circular imitando una alfombra de cristal. Sobre esta habían dos sillas que se veían cómodas y una mesa de hielo talladas. También habían velas encendidas que rodeaban y alumbraban la bella escena.

-Oh, Dios mío. Jack, esto es precioso.

-¿Te gusta?

-Es perfecto.

Se sentaron enfrentados. Elsa se había quedado sin habla, hasta sentía que podía llorar de la emoción pero eso arruinaría el momento. En cambio habló diciendo:

-¿Qué comeremos?

-Pues... En mis años de experiencia nunca he aprendido a cocinar, pero preparé unos ricos sandwiches. Sé que no son dignos de la realeza pero-

-Está bien, Jack. Lo que sea estará bien por mí. Estoy muerta de hambre.

El muchacho sacó de debajo de la mesa una canasta, sirvió la comida y la devoraron en poco tiempo.

-Te ves hermosa, Elsa.

-Calla. - se sonrojó entre risas.

-No miento. ¿Te cuento algo? No creí que pudiese congelar ese frío corazón que tenías. - dijo con cariño a la vez.

-Eres el único hombre que llegó hasta mi corazón. Sin dudas, eres afortunado. - bromeó la Reina.

-Sí lo soy. Pero tú igual. No fue fácil, pero logré que se descongelara y se abriera a mí. Igual, no iba a rendirme, eres una persona por la que vale la pena derretirse.

Elsa conocía la verdad en sus palabras, y sabía que Jack era su hombre perfecto. No se imaginaba amando a otro o pasando su vida sin él. Por lo que decidió dar el siguiente paso.


-¿Jack?

-¿Hmm?

-Me preguntaba... Si tú... ¿Querrías vivir en el palacio... Conmigo?

Jack no dudó un segundo.

-¿Lo dices enserio?

-Ajá.

-¡Sí, por supuesto! -se levantó de su asiento cual rayo y abrazó a su amada,  sostuvo el rostro de Elsa con su mano, adoraba poder mirarla directo a sus bellos ojos.

-Creí que jamás me lo pedirías. - continuó él. y la besó suavemente. Ambos rieron y festejaron la nueva noticia.

-No seas tonto, tenerte cerca es lo que más quiero. Además no dejaría que durmieras en los establos.

-Oye, los establos no están tan mal. Solía dormir en ellos hace 80 años más o menos, y eran un lujo que no siempre me daba. Aunque pensándolo bien, cualquier establo es un cuchitril a comparación que vivir contigo.





Luego de que calló el alba, se recostaron en el suelo a admirar las primeras estrellas en el cielo, y cuando ya se había hecho muy tarde regresaron al palacio. Jack ocupaba la habitación continua a la de la Reina (no en la misma claro, era muy pronto para eso). Se dieron las buenas noches con un beso de despedida y se fueron a dormir con sonrisas aún plasmadas en el rostro.





La noche reinaba en el bosque muerto en el que Hans se encontraba. Las instrucciones del libro lo había  llevado a esas lejanas tierras inhóspitas. Escondida entre las sombras estaba la maltrecha cama, la puerta de la guarida de Pitch. La corrió y entró en el túnel bajo esta. Siguió caminando hasta que encontró el corazón de la guarida. Era sombría como su dueño, parecía un acantilado sin fin aunque rodeado de escaleras de piedra.

-¿Hola?

De pronto como salieron las palabras de su boca, el ambiente se tensó, hacía más frío y casi no había luz. De las penumbras, apareció el mismísimo Cuco.

-¡Lárgate intruso!

-¡Pitch Black! - Hans casi se hace en los pantalones. - Escúchame, tengo un trato para ti.

-¿Por qué debería escuchar a un simple mortal? ¡He dicho que te largaras! - sus sobrenaturales ojos amarillos hirvieron de enojo.

-No soy un simple mortal. Soy Hans, Príncipe de las Islas del Sur.

-Espera... ¿tú eres Hans? ¿El que desterraron? - le interrumpió.

-Ajá, el mismo. - se sintió casi alagado por su conocida reputación.

Entonces Pitch Black comenzó a reírse a carcajadas. A Hans le disgutó por completo su descabellada risa.

-¡Tú eres el idiota que canta con las princesas! - continuó riendo - ¿Cómo iba la canción? ¿La ventana hacia el amor? - y continuo riendo.

-¡Estaba en cubierto! - berrinchó sin paciencia.

Cuando por fin Pich se calmó, prosiguió.

-Tú no puedes ser llamado villano. Eres un chiste.

-No vine a que te burlaras de mí.

-Entonces vete porque sea lo que sea no me interesa.

-De acuerdo. - se encaminó al túnel por el que llegó lentamente - Me iré sin decirte cómo derrotar a Jack Frost...

-¡Espera! -lo detuvo rápidamente -¿Jack Frost dices?

-Ah... ¿Te interesa? - sonrió, su plan funcionaba.

-¿Tú que sabes de él?

-Dime, ¿estás dispuesto a unir fuerzas conmigo para matar a Frost?

-¿Y cómo lo haría? Es muy poderoso, ya me venció algunas veces. Ya lo he dejado de intentar.

-Fácil, hay que matar a su novia.

-¿Esa plaga congelada tiene novia?

-Sí, nada más y nada menos que Elsa, la Reina de las Nieves. Es igual de poderosa que él y es a ella a quién quiero desaparecer de mi camino d euna vez por todas. ¿No lo ves? Los dos nos beneficiamos.

-¿Entonces qué piensas hacer?

-Lo obvio, Pitch... - Hans le detalló su plan al ser oscuro. -...  ¿Qué harás? ¿Me ayudarás?

-Mmm... ¿Y si yo hago lo que dices, cómo sabes que no fallaremos?

-Porque los idiotas están locos de amor. Lo cual es una ventaja para destruirlos. No hay forma de fallar. ¿Tenemos un trato o no? Ya estoy perdiendo la paciencia.

-Trato.

Se sacudieron las manos, la primera fase del plan estaba por comenzar.

Fin del capítulo 19