Jelsa, una historia de amor verdadero... Parte 21

Jelsa una historia de amor verdadero.

Capítulo 21. "Yo te cuidaré"

Jack despertó vagamente para descubrir que el resto de la cama real estaba vacía. Seguro Elsa había vuelto a sus deberes. Jack suspiró, resignado. Aún no se decidía si la noche anterior había sido la peor o la mejor. Prefirió no pensar en ello.

Al salir de la habitación, una sirvienta andaba de paso. Jack Frost casi se muere de risa por su expresión de suma sorpresa al ver al Guardián que salía -con una pinta terrible y desaliñado- de la habitación de la Reina. Hasta se le había escapado un "Madre mía". Era sabido en todo el palacio que eso algún día iba a suceder... Pero tampoco Jack tenía ganas de dar explicaciones de un malentendido. 

-¿Se le ofrece algo, Señor Frost?

-¿Sabes dónde está Elsa?

-La Reina Elsa está haciendo un papeleo en su oficina.

-Genial, gracias Bertha. -el muchacho salió volando como una correntada de viento hacia donde Elsa se encontraba.

-Es Gretha. ¡ Y espere, la Reina está ocupada, no puede ir..! -pero Jack ya había desaparecido por los pasillos. - ... allí.

Él entró por las puertas de la oficina sin siquiera pedir permiso, como siempre.

-Buenos días, mi Reina.

Elsa volteó a verlo, tenía una pinta terrible. La sirvienta a su lado le ofreció otro vaso de agua y le quitó el paño frío de su frente. Luego pidió permiso y se retiró dejándolos solos.

-Oh, hola Jack. - su voz era cansada, lo mismo demostraba su cara. 

-¡Elsa! ¿Qué te sucede? ¿Estás bien? -se acercó a ella en un santiamén acariciando su pelo, preocupación a flor de piel.

-Todo el mundo me pregunta eso hoy, ¡y sí, estoy bien!

-Díselo a tu cara, Elsa. ¡Mírate! Parece que en cualquier momento te desmayarás.

-Pues me siento bien. ACHOO. Sodo un poco cansada. Tengo mucho trabajo, eso es todo. -señaló la interminable pila de papeles en su escritorio.

-Yo creo que estás enferma o algo así. - tomó su mano y luego tocó su frente. - ¡Estás que ardes!

-¡Jack!

-En ambos sentidos, pero me refiero a que tu cuerpo esta ardiendo literalmente. Debemos disminuir tu temperatura.

-No es cierto, ACHOO, no exagedes. - se apoyó sobre la madera para levantarse pero Elsa estaba tan débil que casi fue a parar al suelo de no ser por Jack.

-Te llevaré a tu cuarto, pediremos que preparen sopa y luego reposarás. No puedes trabajar hoy.

-Jack, soy una Reina, no puedo faltar a mis ACHOO debedes. -balbuceó a medida que sus ojos se cerraban e intentaba reabrirlos.

-Conseguiremos un suplente.

-No existe tal cosa. Anna vuelve mañana, no hay quién ocupe mi cargo.

-Entonces Arendelle se quedará sin monarca hoy porque estarás en cama. Y yo te cuidaré.

-No... - la chica intentó quejarse pero no tenía fuerzas suficientes.

-Shhh, para eso estoy aquí.

-Hay médicos reales para eso.

-¿Prefieres médicos especialistas en lugar de mí?

-Tienes razón...

Jack sonrió a más no poder.

Acarreó a Elsa hasta su habitación y le llevó sopa. La arropó en su suave cama, él se sentó a sus pies y sopló la sopa para servírsela.

-Mhmm, está deliciosa, gracias.

-¿Cómo te sientes ahora?

-ACHOO Tengo frío.

-¿Frío?

-Ajá.

-¿Es un chiste verdad? 

-¿Qué es un chiste?

-Qué ironía, la Reina de las Nieves atrapó un resfriado y fiebre. -rió Jack.

-Calla. Soy una persona y puedo ACHOO enfedmadme.

-Ya te recuperarás, vas a ver. Te traeré una manta.

Jack volvió con ella y envolvió a su amada. 

-Planeaba llevarte hoy a dar un paseo, pero mañana podrá ser.

-De acuerdo, ACHOO. Edtoy emodionada.

-¿Estás segura que no te han envenenado o algo así? -bromeó.

-No digas estupideces, Jack. 

-Sólo trato de animarte. - y lo había logrado. Se sentó más cerca suyo para besarla, pero ella lo detuvo con la mano sobre sus fríos labios.

-¡¿Qué?!

-Jack, te puedo contagiar.

-No seas ridícula, soy un Espíritu inmortal. No he tenido un resfriado en siglos.

-No te creo.

-Bueno, tal vez hace unos treinta años. Pero no puedes dejarme en abstinencia de ti.

-Vamos, Jack. Es solo por un día, no quiero que te enfermes - acarició suavemente su mejilla - Mañana te besaré apenas salga el Sol. Lo prometo.

-De acuerdo. ¿Hay algo más que pueda hacer por ti?

-Erm... Sí. Pregúntales a los ACHOO médicos dobre una plandta cudativa de das montañdas.

-¿Qué?

-Que les preguntes a los médicos reales sobre una planta curativa que nace en las montañas. Mi padre solía dárnosla cuando nos enfermábamos y nos curábamos al instante. Pregunta si aún la tienen.

-De acuerdo, ya regreso. Te amo, Els.

-ACHOO, do iguad.

-Pdocura descansad. - gritó mientras salía de la habitación.

-Oye, no te burles. ACHOO.

Jack hizo lo que la joven le pidió, pero los doctores ya no tenían más de esas plantas. En su lugar dijeron que eran muy exóticas y difíciles de conseguir. Acto seguido, se dirigió al boticario del pueblo, pero tampoco las tenían. No iba a volver al palacio con las manos vacías, debía encontrarlas para Elsa.

No tuvo otra opción que ir a buscar las plantas por su cuenta en las montañas.

Mientras tanto, Elsa había cedido al sueño a penas Jack había atravesado el umbral. Sin embargo, alguien en la puerta le despertó.

-Toc, toc.

-¿Huh?

-¿Todavía durmiendo? - Jack entró a su dormitorio.

-¡Jack, volviste! ¿Trajiste las plantas?

-¿Las qué?

-Las que te pedí para el resfriado.

-Oh, eso... -Jack parecía no recordarlo. - Las perdí en el camino.

-Oh... Descuida, las conseguirán. - por primera vez Elsa se sintió decepcionada. Él siempre había sido tan considerado. Supuso que no siempre podía ser así. Sin embargo, notó un color extraño en sus ojos y una sensación peculiar por su presencia. - ¿Jack? ¿Te sientes bien?

-¿Huh? Lo siento no te estaba escuchando. Wow, ahora que te miro estas hecha un desastre. Mira tu piel, te vez como una cadáver.

Elsa rió falsamente ante su extraña broma. ¿Era una broma, verdad?

-¿Seguro te encuentras bien? - volvió a preguntar Elsa, indecisa. 

-Jamás he estado mejor.

-De acuerdo... ¿Podrías traerme el plato de sopa caliente de la mesa?

-¿A caso no puedes hacerlo tú? - su tono era rudo.

-... De acuerdo. - Elsa intentó levantarse de su cama, pero su cuerpo se lo impedía. Viendo lo inútil de su esfuerzo, Jack le alcanzó el plato.

-Toma la maldita sopa. 

-Gracias, ACHOO. - Elsa comenzaba a odiar esa nueva actitud suya.

-¡Procura no estornudar sobre mí! Lave este hoddie ayer, no quiero que lo llenes de gérmenes.

-Jack, no comprendo...

-Oh, Elsa. ¡Tú no comprendes nada! ¿No soy más que tu esclavo, verdad?

-¡De acuerdo me cansé! ¿Qué rayos te sucede Jack? ¿Por qué eres así conmigo? - la Reina estalló.

-¡No lo sé!, ¿de acuerdo? ¡Estoy harto de esto! - hizo un ademán con su brazo y golpeó el plato de sopa caliente. Esta callo sobre las manos de Elsa, quemándolas. La Reina aulló de dolor. -Mira lo que has hecho.

-¿Qué haces? ¡Me has lastimado! 

-¡Tú lo hiciste sola! - ambos estaban gritando. La muchacha estaba al borde de la desesperación. ¿Qué rayos estaba sucediendo?

-¡Lárgate, Jack! ¡Ahora!

La sombra de Jack desapareció del cuarto. Elsa lloró desconsoladamente ante esta escena inoportuna. Más bien era una pesadilla. Tal vez estaba soñando y la fiebre le estaba jugando una mala pasada. Pero el ardor de sus manos se sentía real. Cubrió sus manos con fría escarcha y se recostó de nuevo. Solo quería despertar de esta tormentosa fantasía.

El cielo de Arendelle ya era oscuro, Jack regresó exhausto de su largo viaje. Tenía las famosas plantas que tanto le costó conseguir en sus manos. Con cuidado, abrió la puerta de su habitación. Elsa seguía durmiendo como un ángel, no quiso despertarla. Al fin y al cabo el día siguiente se sentirá mejor. Depositó un beso en su frente y se marchó sonriente hacia su respectiva habitación conjunta.

Daría todos los años de su larga vida a cambio de una vida con Elsa.

Fin del capítulo 21