miércoles, 29 de julio de 2015

Jelsa, una historia de amor verdadero... Parte 43

Jelsa, una historia de amor verdadero.



[TERMINADO Y UN MENSAJE IMPORTANTE]
 
↓↓

En la nueva parte que agregué al final, notarán que no coincide en todo (excepto por los diálogos) a lo que sucede originalmente en Enredados. En mi historia, decidí cambiarlo, alargar la muerte del alguien que no quiero decir pero ya lo verán. Así que están al tanto de que el efecto causado por "x" acción que no quiero decir hasta que lo lean es distinto aquí que en la película.


↓↓↓↓↓

Gente, por el amor de Buda, ME HABÍA OLVIDADO DE HICCUP. ¿Nadie lo notó? xD  En fin, lo añadí porque faltaba esa parte, digamos la "pesadilla" de Hiccup. Como quise seguir con el concepto de las películas originales de algunos personajes, nuestro querido vikingo no es la excepción. Para quienes hayan visto Cómo entrenar a tu dragón 2 sabrán de lo que hablo. No es idea mía.

Encuentren la flecha verde ( ) para pasar directo a las partes de Hiccup. Tranquilos, no es mucho porque no quería recargar la historia. ^^




Capítulo 43. "Tinieblas



Mérida solo supo que despertó en una pesadilla en carne propia, corriendo en medio de un infierno. Su pueblo natal; allí estaba tal y como lo recordaba después de regresar de su travesía en Arendelle en busca de sus hermanos que se habían colado en un barco de regreso a casa.

Ella estaba vuelta. Pero su hogar no era el mismo, lo que era paz, ahora era guerra.

Fuego. Un voraz incendio devoraba casas, personas a su paso, consumía vida. Reconocía caras familiares de pueblerinos de Dunbroch, sucumbidas en pánico y temor. No podía ver a los intrusos, la barrera de humo era demasiado espesa. Mérida solo sabía que quería llorar con furia hasta apagar tal infierno con sus propias lágrimas, y luego despellejar a quien le hubiese declarado la guerra a su clan que había estado gozando de paz, hasta que ella llegó.

¿Cómo había pasado esto?

Cadáveres florecían del suelo como plantas, y la mayoría eran de su bando. Iban perdiendo. Y ella más que nadie sabía quién podría involucrarse en semejante batalla y asesinatos a sangre fría para defender a su pueblo: su padre.

Corrió como un poseso por entre las huellas que dejaba la muerte a su paso, quemándose la piel, las ropas y el cabello. Imploraba a los cielos llegar a casa y rescatar a su familia, aunque ni siquiera podría defenderse sin su arma. Era una inútil princesa en el medio del caos. Evadir la muerte es como caminar en una cuerda floja sobre un abismo. A su derecha, un grupo de batallón contra un puñado de su clan se daba pelea a morir, los ruidos cortantes de las hachas eran un canto demoníaco ante sus oídos. Buscó un camino más seguro, ¿pero qué era seguro allí? Nada, si siquiera en el interior de su mente. Sentía miedo como nunca antes.

Al llegar al pie de la magnífica edificación de piedra que solía llamar casa, contempló cómo se caía a pedazos por el fuego, y hombres gigantes sacaban a la gente, en su mayoría sirvientes, a rastras de sus escondites. Burló a los enemigos y se escabulló como un fantasma por la puerta. Entonces la vida se le escapó por los poros como humo. Bajo el marco de la muralla que rodeaba el alcázar, su madre y padre yacían ensangrentados sosteniendo a sus tres  hermanitos  gemelos de sus manos, en las mismas condiciones. Sus ojos no reflectaban ya existencia, sino terror.

Mérida vomitó en ese mismo lugar, entre lágrimas, sin importarle que viniese uno de los bandidos sanguinarios por su espalda y le clavara un hacha. Era una visión horrible, perturbadora, nadie en su más sano juicio podría imaginarse acabar de esa forma, o incluso torturar a personas inocentes.

 Si tan solo pudiese cambiar el destino.

Sus sentidos se encontraban al rojo vivo, como si pudiese saborear, tocar, ver y escuchar a su más horrenda pesadilla, el más atroz infierno. Y era real. Pero el olor era lo que más llamaba su atención, y a la vez lo que más le espantaba. Olía a muerte, armas, sangre, forasteros. Olía a vikingos.





– ¡Rapunzel! – Elsa acababa de despertar de su inconciencia. Sentía un contundente dolor en la nuca que le producía mareos. Alguien le había golpeado y traído no a un calabozo, sino una pequeña casa común y corriente. Más bien, raptado.


En cuanto había abierto los ojos en lo que sería el living sintió como sus manos eran presas de unas cadenas adheridas al suelo. Fue entonces que vio otro bulto encadenado del otro lado de la sala. Y con abundante cabello dorado.

El bulto tumbado giró sobre sí mismo en lo que pareció una eternidad. Estaba dolorida, magullada, como si le hubiesen dado una paliza que ella no recordaba. Tardó un tiempo en que su visión se ajustara y viera el atormentado rostro de Elsa que luchaba por acercarse más a ella. Al instante, percibió cómo sus puños habían sido encadenados en su espalda, y cómo sus gritos eran tapados por una tela alrededor de su boca.

El temor fue más grande cuando supo dónde se encontraban. Su casa.


– ¡Elsa! – gritaba inentendible. Utilizó toda la astucia y fuerza que pudo para librarse de su bozal. –  ¡Elsa! ¿Qué está pasando? ¿Qué hacemos aquí?

– No lo sé. No sé cómo llegamos aquí. Punzie, ¿estás bien? – Elsa estaba desesperada mientras se alargaba todo lo que sus cadenas llegaban. Apenas podía sentarse y tocar a Rapunzel. ¿Quién pudo haberles hecho esto? ¿Bandidos? Pero cómo es que ella no podía recordar.

– Estoy bien. – físicamente, se refería. –  Elsa… Creo que fuimos emboscados.

– Eso creo.

– Estamos… Estamos en mi casa. – soltó con dolor y desasosiego y tragó saliva .

– ¿Qué? ¿Tú casa?

No lo podía creer. Rapunzel asintió lentamente.

– ¿Y…Y los demás? – preguntó Elsa. Registraron la casa con la mirada, pero no había señales de ellos. A su espalda, estaban las grandes escaleras de roble. No había puertas en el lugar, ni luz siquiera, excepto la poca que ingresaba lúgubremente por la única ventana de enfrente.

– Somos solo nosotras. Oh, Elsa, estoy asustada. – decía al temblar.

– Yo igual. – quería abrazarla, contenerla en ese duro momento, hacer frenar sus temblores. Pero esas malditas cadenas…

– Esto puede significar que…

– ¿Qué cosa?

– Que mi madre está detrás de todo esto.

Hubo silencio.

– ¿Estás segura que tampoco hay alguien aquí? – continuó Rapunzel.

– No he visto a nadie. Tenemos que salir de aquí y encontrar a los otros, Punzie. ¡Pero ya! – se apresuró por decir Elsa. Se podría decir que en cada respiración, una parte de su esperanza era reemplazada por temor. Un oscuro temor. Pero si se daba por vencida ante este, perdería toda oportunidad de escapar.

– ¿Cómo? No tenemos un plan. Ni sabemos dónde están los demás.

– Ya se nos ocurrirá. Necesito que te enfoques y pienses en ello. Yo haré lo mismo.

– Elsa… –  Rapunzel temblaba presa de sus pensamientos. – Vamos a morir…

– No, no digas eso. Vamos a salir de aquí. Solo confía en que–

El ruido de múltiples pisadas le interrumpió. En cuanto las personas al respecto salieron a la luz, Elsa y Rapunzel percibieron cómo empalidecían cual cadáveres. Ante ellos estaban sus pesadillas. Gothel y Hans.

– Bueno, bueno. – canturreaba la bruja. – Pero es que ha sido tan sencillo.

Caminó hacia ellas, mirando a Elsa con odio y a Rapunzel con castigo. Tomó entre sus manos huesudas la barbilla de Punzie.

– Mi querida hija por fin ha vuelto a casa. – dijo dulcemente. Pero Rapunzel tenía el ceño fruncido. Se atrevía a llamarla hija luego de tantas mentiras, de alejarla del mundo y encima la raptaba. Seguro estaba detrás de la desaparición de sus amigos. Le proporcionó un escupitajo en la cara.

– No soy tu hija. Y tú no eres más que una asquerosa sabandija.

Gothel le devolvió la osadía con una fuerte cachetada.

– ¡No! – Elsa había intentado impedirlo pero a mitad de camino se encontró con el filo de una espada en su garganta.

– Estate quita… mi Reina.

– No la lastimen. – escupía Elsa. De reojo pudo ver a Hans acorralándola gustoso. No se había cansado ya de intentar acabar con ella, pero esta vez parecía haber jugado bien sus cartas.

– ¡Cierra la boca! – siseó Gothel hacia ella, hecha una furia.  – Por tú culpa Rapunzel huyó de casa. Te culpo a ti y a los demás de su grupito por todo esto. Por lo que han causado.Y se los haré pagar muy, muy caro.

– ¡No es cierto! – se lamentaba Punzie luchando contra la dolencia. – Me he ido por mi cuenta. ¡Porque ya no te soportaba a ti, a que me uses! ¡No puedes pretender mantenerme cautiva y– ! – un tirón de sus cadenas le hizo callar y tropezar contra el suelo.

– ¡Déjenla en paz! – Elsa gritaba  incapaz de moverse. Recibió una patada de unas botas de montar que la derribó por completo. Ya estaba. Se las verían con ella.

Acudió  a su magia. Ya había escapado una vez de unas cadenas, podía hacerlo miles de veces más. Pero por una razón, la sensación helada que corría por sus venas no salía al exterior. Intentó con más energía. 

No hubo caso.

– Oh, no, no. – Gothel chasqueó la lengua, cambiando por completo su aire violento. Ahora se la veía calma. Una espantosa calma. – Querida, ni siquiera te esfuerces. No puedes usar tu patético don con nosotros. Esas cadenas están encantadas por tu servidora, y son irrompibles ante cualquier hechizo o magia. – acercó su rostro arrugado a centímetros del suyo. – ¿Te crees que te lo dejaríamos fácil? – con una mano de acero rodeó su cuello para impedirle hablar y ahogarla. Por puro placer y maldad.

> – Nos has desestimado, Elsa. Tú y los tuyos. No sabes con quien te metiste. Tal vez hayas presenciado el fracaso de Hans y Pitch antes. Pero ahora es completamente distinto conmigo a cargo. Es a a quien deberías temer más.

Hans acariciaba con la punta de su espada el cabello de Elsa, como si deseara rebanarla a pedazos en ese mismo segundo. Pero Gothel no se lo permitiría, al menos por ahora. Miedo, eso les debía hacerles sentir como había dicho el Señor de las pesadillas. Porque si se dejaban sucumbir por este, no habría marcha atrás. Ante el miedo, no hay habilidad especial, dones o poderes que evitaran ser intrascendente. Matar las esperanzas es matar vida.

>Por fin ha llegado el día del juicio, donde pagaran por lo que ha hecho. Tendremos nuestra venganza, y no habrá nada que puedan hacer. Estoy hablando muy enserio. – luego se dirigió al hombre. – Hans, cielo. ¿Qué te parece si nos preparamos? Creo que es hora de que acabes con tu pez gordo de una vez por todas. No quiero que intente nada raro. Aunque no creo que pueda. He dejado las cosas bastante en claro.

– Sí, Gothel. – le sonrió. Ya tenía en mente cómo hacerlo.

–  Elsa tendrá el privilegio de ser la  primera. – anunció esperando el deleitable horror de sus prisioneras. No tardó en llegar.

– ¡NO! ¡NO PUEDES! – Rapunzel se retorcía en sus cadenas en vano. Gothel volvió a cernirse sobre ella, sujetando su rostro, antes de soltarlo con descaro y desaparecer por una puerta.

– ¿Ves, querida? Esto pasa cuando desobedeces a mami.



→ 

Hiccup no supo cómo había pasado ello, pero allí estaba, corriendo por su vida. Luego de haberse ido de aquel prado, todo se volvió oscuro. No supo nada de Jack ni de Mérida, Punzie o Elsa. Eran él y la nada. Para cuando salió de aquel remolino vacío y siniestro pudo distinguir a Chimuelo al final del mismo. Pero no era él. Ni bien le vio, como si lo estuviera esperando, lanzó un letal chorro de plasma caliente, peor aún que el fuego. De milagro, el vikingo se salvó de acabar como anchoa frita. Sin embargo los ataques no cesaron.

Él no podía creer que su amigo le estuviera tratando de aniquilar. Se le veía más furioso de lo normal, temblaba, gruñía, tensaba las alas para intimidar, se erizaba y enseñaba los dientes de manera que el color de la piel de quien lo viera se escapaba. Sus ojos estaban desorbitados, pero igualmente atentos al hombre que tenía enfrente y a quien perseguía por el lugar. Nunca lo había visto al dragón así. No lo reconocía a él, ni viceversa.

Estúpido no era un calificativo para Hiccup cuando se trataba de razonar. Podía sospechar que le habían hecho algo que le incitara a querer matarlo, tomar su control, pero no podía decir quién ni cómo. Había echado a correr, esquivando ataques y mordidas, con Chimuelo casi pisándole los talones mientras le gritaba su nombre, para que tratara de entrar en razón. Le gritaba que tenía que ser fuerte y vencer ese trance, pero cada vez que abría la boca, una bola ardiente le rozaba la nariz. Hiccup tenía suerte de ser pequeño porque le era fácil escurrirse por entre las estrechas veredas en las que Chimuelo tenía que detenerse hasta derribar por completo los árboles.


Estaba demasiado aterrado en cuanto notó que simplemente el dragón no le escuchaba. Y dudaba que fuese a hacerlo. Siguió huyendo de aquel reptil mitológico. Porque si tan solo se detenía, estaba frito.




James caminaba por el sombrío bosque mientras el día quedaba a horas de aparecer. ¿Debía faltar mucho para llegar a Arendelle, para retomar su vida que jamás debió dejar?

De repente, contrastando el profundo silencio y el cantar de los grillos de la noche, se oyó un desgarrador grito de auxilio. James se sobresaltó. ¿Quién podría ser? ¿Qué iba a hacer él? No era capaz de defenderse o ayudar, ni siquiera con el chiste de su hacha que únicamente servía para untar queso. Pero tenía algo que los sabios llaman estupidez; un demente coraje. Sujetando su precaria bolsa con fuerza, corrió por los senderos en dirección a lo que le pareció oír el grito.

Como si la adrenalina no fuese suficiente, mientras corría, resbaló en una inverosímil superficie en el camino de pasto, tierra y ramas caídas. Era un estrecho trazo hecho de perfecto hielo. ¡Hielo! Elsa o tal vez Jack debían estar en problemas. El corazón de James daba violentos brincos por segundo. ¿Qué estaba por hacer?
 Otro grito. Definitivamente era masculino.

Desde el suelo, James pudo ver cómo el trazo congelado proseguía pintado en el suelo, marcando un camino luminiscente que de a ratos desaparecía y volvía a aparecer. Sin dudarlo y con su coraje en mano, porque tal vez si lo hubiera recapacitado hubiera dado media vuelta, siguió el camino.

Al final de este había una cabaña sumamente abandonada y en condiciones tétricas. El rastro terminaba allí, no se escucharon más alaridos. Aguantando la respiración se adentró. No había más que muebles y ventanas desvencijadas y corroídas por el tiempo. Pero había una misteriosa cama de madera que destacaba de la fúnebre escena. Estaba levemente movida de lugar, dejando al descubierto un gran hoyo sombrío en el suelo libre de polvo. El borde del mismo decorado con diminuta escarcha. Jack debía estar allí dentro.

A James se le erizó la piel con tan solo pensar en  ingresar al agujero. Quién sabe qué había allí y quién le había capturado. Tomó el mango de su arma que consideraba de juguete para adentrarse. Lo que hacía por Jack…

El agujero conducía a un largo túnel oscuro. Al final del mismo se veía la única y aun así precaria luz de la negrura reinante. De allí, provenían también desgarradores gritos, como si estuviesen destripando vivo a alguien. Y ese alguien debía ser Jack.

Con cuidado de no hacer ruido, caminó hasta la boca del túnel y se ocultó tras una alta columna grisácea. La sala que parecía terminar en un abismo y continuar del otro lado, estaba iluminada por un fuego supernatural, las llamas iban de colores cenicientos a azules. Las voces eran más claras ahora y audibles, no así menos espeluznantes.

– ¡AAHHH! ¡Para…! – gritaba Jack sin aliento. James asomó lo suficiente la cabeza por detrás de su escondite para verle. Estaba amarrado de ambas muñecas al techo y de los tobillos al piso por gruesas cadenas. Colgado como a un muñeco de trapo.

Un muñeco de trapo torturado. Sangre florecía por toda su piel, pero sus heridas eran más grandes y graves en el pecho y abdomen desnudos. Su cabeza colgaba hacia abajo al borde de la inconciencia. Mirarlo hacía que el estómago diera un vuelco.

 A sus pies, estaba una figura casi humana, oscura como aquel túnel, parecía no tener pies sino una densa nube que se movía junto con él. En el suelo, yacían varias armas de tortura, todas forjadas por un mismo y raro material negro.  

– ¿Parar? ¿Por qué pararía? ¡He deseado hacer esto hace tanto tiempo! – tarantelleaba la criatura. – ¿Acaso no lo estás disfrutando? ¡PORQUE YO SÍ! – le propinó un latigazo que hizo vibrar las paredes.

Jack se retorcía y aullaba. James sabía muy bien que estaba desangrándose a borbotones y en cuanto siguiera así podría… No se atrevía siquiera a pensarlo. Aunque Jack sí.

– Sa… Sabes que no puedes matarme. Soy inmortal.

– Claro que sé que lo eres. Pero, Jack, –  su voz sonó piadosa. – ¿es que no lo ves?

– ¿Ver qué? –aguijoneó ahogado en el dolor y agotamiento.

– Eres tan idiota, Frost. Lo tienes ante tus ojos.

Desde su escondite, James pudo ver cómo la criatura hacía aparecer de la nada con su mano un cuchillo, negro como sus otras armas. Aquel, lo mojó con la sangre que corría por el abdomen de Jack, sin cortarle, y se lo mostró en sus narices mientras Jack luchaba por incorporarse.

– Mira tu sangre, Jack. ¿Sabes lo que significa? – el Guardián solo le mantuvo la mirada con odio –  Que seas inmortal no significa que no puedas ser herido. – su risa acompañaba la maldad en su sentencia de muerte.

 Entonces el alma de Jack se le cayó a los pies. Pitch estaba en lo cierto. Jack podía sangrar, lo recordaba claramente en la noche en la que Elsa mordió su labio. Y él plantó besos ensangrentados en su divino cuerpo. Un recuerdo tan delicado y hermoso se veía enfrentado con el horror del presente. Podía ser herido. En aquel momento, James y Jack lo sabían con certeza.

Iba a morir.





– Se han ido. – anunció Elsa. –  ¿Punzie, estás bien?

Claramente no lo estaba.

– Van a volver, Elsa. Oíste lo que dijeron que te harán… –


– Eso no importa. Nos voy a sacar de aquí.

– ¿Cómo? Las cadenas están encantadas, no puedes usar tu magia.

Era verdad. Maldita sea. Sin embargo, Elsa no pensaba entregarse a las horcas caudales tan fácil.

– No, no, no. Tiene que haber una manera. – se levantó a duras penas del suelo y caminó lo más lejos que sus cadenas le dejaban. No podía acercarse ni a la mesa que había enfrente por más que se esforzara.

– Nos matarán, vamos a morir… –  lamentó Punzie de nuevo. Hasta tal punto, toda perspectiva había desaparecido. Sabía que a ella no la matarían porque era muy preciada para su madre. Más bien por portar la magia que ella tanto necesitaba. Aun así, tener que volver con ella significaría la muerte para Rapunzel por más aire que respirase. Pero los demás… Era por su culpa que vería a sus amigos morir.

– No, Punzie. – volvió hacia ella. Con el acero que rodeaba sus manos tocó sus mejillas. Intentó sonar convincente. – Mírame, no digas eso. Ten fe. No vamos a morir.

Tiene que haber una forma de salir. Tiene que haber. Tiene que haber.

Estaba desesperada y muerta de miedo en el peor escenario de su vida. No quería morir allí, sin haber peleado. Presa de unos maniáticos. Lejos de Jack y sus amigos. Era injusto. Era perverso. Debía pelear por sus vidas, no se quedaría de brazos cruzados por unas estúpidas cadenas encantadas.

Con toda la concentración, dejó que su magia fluyera a una potencia extraordinaria y fuera de control. En esos momentos, agradeció tener miedo. El miedo era la fuente que le hacía perder los estribos de su magia y a la vez hacerla más poderosa. Era  ese el momento en el que lo precisaba más que nada.

Ya que sus cadenas eran irrompibles, no significaba que las de Punzie también lo fuesen. Colocando sus manos sobre las suyas, hizo más fuerza, con cada fibra que tenía para que el hielo apareciera. Al principio, nada. El encanto en sus cadenas era demasiado poderoso. Ante toda barrera,  finalmente Elsa logró que la escarcha surgiera y se esparciera de a mínimas cantidades a cuenta gotas, pero no alcanzaba con solo cubrirlas de escarcha, necesitaba más potencia para que se congelara y rompiera. Dudaba poder hacerlo.

Siguió pujando aquella fuerza invisible en su interior. A cada segundo se debilitaba, y el tiempo se les agotaba.

Hasta que oyó un clic antes de que pudiera desmayarse por el esfuerzo. Rapunzel se libró rápidamente de los restos rotos e intentó quitar los de Elsa con manos torpes y desesperadas. Pero justo, se oyeron más pasos por el pasillo.

– Regresaron. – quedó helada en su lugar.

– Vete. – le ordenó Elsa al reaccionar. – Vete ahora.

– Pero tú–

– No importa. Ve a buscar a los otros, ¡rápido!

Antes de que Hans y Gothel aparecieran  un segundo después, con el corazón en la garganta, Rapunzel abrió la ventana, amarró su cabello al garfio y saltó. Derramaba lágrimas agriadas. En cuanto tocó el piso desapareció  corriendo. Había dejado a Elsa por su cuenta sin opción. Posibles imágenes de lo que le harían por haberla liberado surcaron su mente, provocándole un violento temblor y más llanto. Pero ahora debía encontrar a los otros antes de que le ocurriera algo malo a Elsa. O sería demasiado tarde.

Corrió a toda velocidad entre los árboles, dejando a la torre en su escondite atrás. El destino de su amiga en manos de la muerte. Rezó a los cielos que haya tiempo. ¿Pero por dónde comenzar a buscar? No tenía idea de dónde podrían estar los otros. Solo podía correr como a quien lo persigue un demonio, sin siquiera frenarse porque podrían estar siguiéndola. Cayó repetidas veces e igualmente incorporaba, aullando, clavándose espinas que crecían del suelo. A costa de todo, debía seguir.



Ya no podía seguir con ello. Las piernas le temblaban del cansancio a Hiccup. Había corrido eternidades, no podía pensar en el tiempo que había pasado correteando. Ahora se encontraba acorralado por una elevada pared de piedra a la que no podía siquiera intentar escalar porque Chimuelo fácilmente podría atraparlo por los pies, aunque no así volar hasta él. Eso era una ventaja para el vikingo, mínima, porque Chimuelo si bien era rápido en tierra como en el aire. Aunque ventaja al fin. Sin escapatoria, Hiccup se puso a pensar en otra opción para salvar su pellejo.

Decidido, y armado de valentía, giró en redondo para enfrentar al dragón, desarmado por completo. Sin hacha o una ramita para lanzarle. Ahora que lo pensaba, había sido una idea idiota. Chimuelo pareció sonreír siniestramente a la idea de tenerlo servido en bandeja de plata, un blanco fácil. Fue entonces que Hiccup no estuvo seguro pero podría jurar que había visto algo minúsculo de su fiel amigo en la bestia que le miraba y acechaba paso a paso. Como si estuviera luchando contra el estado mental, aunque perdiendo. ¡Ahí estaba la repuesta! Para salir de aquel calvario, debía estimularlo a que recordara quien era. O sería el fin.

Estiró la mano para tener que quitarla rápidamente cuando aquel intentó comérselo de un bocado. Intentó de nuevo, pero Chimuelo le esquivó y Hiccup tuvo que esquivar otro cañonazo de su boca. Apostando su vida en ello, Hiccup se abalanzó sobre Chimuelo.

– Chimuelo, mírame. Soy yo, Hiccup. Tú no eres este. Debes luchar, amigo. Soy yo. Reconóceme.–Hiccup se sentía llorar.  Los temblores eran menos cada vez, de a ratos Chimuelo daba furiosos gruñidos y luego se recomponía con temor y conciencia de lo que estaba haciendo. Finalmente, ante los corcobeos que daba el dragón para evitarlo, Hiccup apoyó su mano temblorosa en el espacio entre aquellos ojos cargados de furia.

En ese toque, estaba el sentimiento familiar, de amistad y protección. Chimuelo había olvidado quién era, como si hubiese sido vuelto a su estado natural, empero con instinto más asesino de lo común. Y sobre todo con cierto rencor y odio al castaño que había visto luego de que su mente hubiese sido borrada se podría decir. Pero le recordó. No podía simplemente olvidarse de aquel que le salvó la vida y firmó un pacto de amistad inquebrantable para toda la eternidad. Era él.


Y la batalla fue ganada. Poco a poco, el dragón recuperó la conciencia. Sacudiéndose lo último que le quedaba de aquel extraño trance, volvió a ser el de siempre aunque mostrándose arrepentido por haberle hecho pasar literalmente un infierno a su vikingo. Hiccup no se entregó a la emoción de haberlo recuperado, sino que se montó en él y echó a volar sin más tardar. En busca de sus amigos.





Mérida corría enredada en una nube oscura, obra de Pitch Black. Se había lucido en su trabajo, un embrujo tan poderoso que apresaba a la persona en su más horrenda pesadilla en carne propia. Esta había traído a la joven escocesa a atravesar todo el bosque, mientras en su alucinación veía su hogar, sus valles. Finalmente estaba encaminada a un acantilado arandelliano hacia el arisco mar.

Pero ella estaba huyendo de una panda de vikingos que la habían visto desde su aldea y seguido con sus hachas del tamaño de un tronco. Ya alejada de su extinto hogar, corrió por praderas hasta que los árboles se cernían. Se escondió tras un árbol, aguantando la respiración así no la descubrirían. Los vikingos pasaron al trote por su lado sin verla, hablando en su lengua que no podía entender. Hombres grandes como los suyos, y con grandes barbas manchadas de mugre y sangre. Mérida se sintió nausear. Cuando pasaron de largo, se volvió lentamente en la maleza, la espalda en aquel tronco y se desvió del camino.

Corrió en paralelo al borde por unos metros de distancia. Un grito masculino la alertó con que la habían visto huir y los pasos aseguraban que estaban de nuevo tras ella. Cada vez más cerca. Mérida tropezaba, se cortaba, perdía trozos de ropa en el camino, pero seguía moviéndose por su vida. Tuvo que cambiar de rumbo, mientras veía árboles abrirse a su paso en lugar de mar.

Directo al final del abrupto acantilado.






– ¡Mérida! – gritó con todas sus fuerzas.

Le costó lo que le pareció eternidades encontrarla, encontrar a alguien. Hasta que vio un punto rojo como llamas correr por los bosques, rodeando el precipicio, y luego yendo directo a él. Como si hubiera perdido la cabeza.

– ¡Mérida, no! – pero por más que gritara ella parecía no oírle. Quizás porque él estaba a mucha altura. Solo corría a su muerte. Desesperado, pilotó a Chimuelo hacia ella mientras atravesaba el final del camino y caía con un alarido exasperado.

La sujetó de la mano antes de que su cuerpo coalicionara con los picos rocosos que sobresalían de las olas. Colocó su cuerpo inerte en el lomo de Chimuelo y le ordenó que se direccionara a algún lugar seguro. Pronto se vieron sobre un suelo formado por tranquilas nubes.

Mérida se revolvía en el lugar cual gusano. Como si estuviese huyendo de algo invisible para Hiccup. También gritaba desconsoladamente. Hiccup, con el corazón  compungido notó que había algo extraño en sus ojos claros como el agua. Una neblina oscura les cubría sobre esa máscara de horror. Rápidamente, el vikingo pasó su mano sobre ello para disiparlo. Con esfuerzo, lo logró.

La joven despertó de su pesadilla en un grito ahogado, confundida, absorta. Absorbió la imagen que tenía enfrente, completamente distinta a lo que había visto hacía segundos. Volaba en el cielo abierto. Estaba sobre Chimuelo. Hiccup.

Entonces, le golpeó.






Flynn había caminado a paso indeciso por horas. No se topó con soldados, ni ladrones, ni doncellas. Solo eran él, la corona y la sartén que les había robado a los del campamento de anormales. Y como nunca antes había sucedido, se sentía solo en su soledad. Hasta… culpable.

Ahora que lo pensaba, no debió haberla robado. La sartén, claro. Era la única defensa de Punzie. Rapunzel, se corrigió. Acababa de dejarla desarmada. ¿Y si le pasaba algo? ¿Si la atacaban y…?

No, ya estaba muy lejos como para regresarse. Además, ¿qué clase de arma es un sartén? Estará bien.

Aunque…

No.

Y si…

No…

De todos modos, cayó en la cuenta de que había robado el objeto más estúpido de todos. ¿A él para qué le servía un objeto de cocina?

Solo para una cosa. Le hacía pensar en Rapunzel.

Oh, vamos. Qué idiota eres. ¿Lo robaste por ella?

Oye, cállate.

No, tú calla.

En el instante en que captó que se estaba peleando consigo mismo como un lunático, dejó de pensar.

¿Debía devolvérsela entonces… o conservarla como un recuerdo?

En ese momento, oyó pasos. Lo que pasó a continuación fue como un rápido borrón. Al segundo siguiente estaba tumbado en el suelo con el sartén abrazado. Gritó como niña, y oyó un eco del mismo enfrente de él. No, era un grito de niña, pero distinto. Entonces vio a una joven sobre él y reconoció su cara teñida en espanto, como si huyera de algo o alguien. Rapunzel.

– ¿Preciosa?

En cuanto ella dejó de patalear por incorporarse para seguir con su atolondrado y desesperado trote sin siquiera disculparse, le reconoció.

– ¿Flynn? – la conmoción duró un santiamén. Luego comenzó a chillar, sin dejarle tiempo de que Flynn se sorprendiera de lo que veía enfrente. –  ¡FLYNN! OH, DIOS. TIENES QUE AYUDARME, ELSANECESITAAYUDAESTAENCERRADAMIMADRELAMATARÁYHANS–

– Oye, oye. Tranquilízate y explícame todo. Procura no balbucear, preciosa, porque no entiendo un comino de lo que dices.

– ¡Flynn, nos han secuestrado!


– ¿Cómo? – a él le entró un fortuito espanto de igual forma. Por ella sobre todo. Como un instinto protector que solo había tenido con sí solo, ahora lo compartía con ella. O más bien como si Rapunzel se lo hubiese robado.


–Mi madre y otro lunático están detrás de todo esto. ¡Tienen a todos capturados!

–¿Y dónde están?

–No lo sé. Solo sé dónde está Elsa. ¡Vamos, tienes que ayudarme! – jalaba de su manga en dirección a la torre, desesperada.

–¿Y tú… escapaste?

–Elsa me liberó, ¡y si no nos apuramos van a hacerla pagar por eso también!

–¿Pero por qué todo esto? ¿Por qué razón les harían esto?

–Tampoco sé. Mi madre dijo que era por venganza porque yo me escapé.

–Eso es absurdo.

– ¡Flynn, vamos! ¡Los matarán a todos si no nos apuramos!

–Whoa, preciosa. – la sujetó de los hombros para que dejara de moverse como un gusano, de aquí para allá. – No sabemos a lo que nos enfrentamos. Pueden tener un ejército o matones a su lado. No podemos ir así como así sin un plan.

– ¿Tú tienes un plan?

–No… Pero–

–Entonces no tenemos uno, tenemos que actuar ya.

–No, no. Estas yendo directo a la boca del lobo. Deberíamos… Debes buscar a los otros para que te ayuden.

– ¿Qué…? ¿Significa que no me ayudarás? – la cara de Rapunzel se transformó. Quitó sus manos de sus hombros, alejando su agarre.

–Rapunzel yo… Yo tengo una vida. No es mi estilo ir corriendo tras alguien.–

– ¡No estas corriendo tras nadie! ¡Esto es un asunto de vida o muerte, Flynn!

–Pero yo no tengo nada que ver. No es mi problema.

–Pero… Pero… – finalmente, la lamparita se encendió. – Te salvé. Me debes una. Y necesito cobrarla,  ¡ahora!

Flynn resopló. Diablos, le tenía acorralado. Se arrepintió de haber dicho que estaba en deuda con ella, si hubiese sabido que se jugaría literalmente el pellejo por ella.

–De acuerdo, de acuerdo. Terrible decisión de tu parte, no soy un guerrero, preciosa.

Aghh, no lo había pensado.

–¿No tienes un arma o algo?

–Tengo esto. – enseñó su sartén.

– ¡Oye, eso es mío!

–Sí, bueno. Yo…

–No hay tiempo. Tendrá que ser. – sujetó la punta del sartén que él sostenía y comenzó a caminar a paso apretado, arrastrándole con ella. A cada paso temía más por Elsa, sus amigos, y por último, ella. Pronto, se encontraron corriendo por los árboles en el mismo frenesí de emociones.





– ¿CÓMO QUE ESCAPÓ? ESA… ESA… ESCURRIDIZA  –  no sabía cómo desahogarse. Gothel se dio la media vuelta, alejándose de la ventana para encarar a Elsa. Hans la sostenía mientras tanto de los brazos, como para dejar el terreno libre para que Gothel se desquitara. Y así hizo. Sujetó su mandíbula con violenta fuerza clavando sus uñas. –Tú, maldita… perra. La has ayudado a escapar.

Con un chasquido de sus dedos llenos de manchas de la vejez, las cadenas obedecieron y se ajustaron más en su agarre, achicándose se podría decir ocasionando a Elsa dolor en las manos.

–Gothel… Señora, ¿qué vamos a hacer?  – dijo Hans. Elsa no supo si oyó bien, pero había una nota de temor en su varonil voz.

–¿CON QUÉ? – le espetó con rudeza, sin salir por completo de su bruma de rabia.

–Con Rapunzel. El plan…–

–¡EL PLAN ESTÁ A LA PERFECCIÓN! Nada se nos va a escapar de las manos. No, no lo permitiré. – la mujer se movía de un lado a otro como león enjaulado. – Iré a buscarla. Tú ve y avísale a Pitch que se ha modificado un detallito del plan y que venga aquí. Anda, no hay tiempo que perder.

–¿Pero qué hay de esta? – Hans sacudió a Elsa cual  trapo.

–Podemos dejarla aquí, no hay nada que pueda hacer para escapar.

–¿Pero y si la encuentran los demás?

–No lo harán. Están todos muertos.

Elsa aulló de dolor, uno distinto, pero un sufrimiento al fin. No, sus amigos no podían estar muertos. Y Jack… No. Imposible.

Gothel giró sobre su eje, y habló de espaldas a Elsa y Hans mientras recogía su capa. Su rostro era una exacta réplica a una máscara pretenciosa, malévola. De alguien profesional que mete el dedo en la herida en el lugar y momento preciso para causar más dolor, desconcierto, sospecha. Temor.

Las palabras que estaba por escuchar le derrumbaría el mundo a la Reina.

–Espero que James no nos defraude esta vez…

¿James…?

Esa fue la gota que rebalsó el vaso. La llama que encendió la pólvora. Elsa quedó petrificada ante el comentario inoportuno. ¿Era posible que…? No supo qué pensar. ¿Era él un rehén de ellos o un… secuaz? No. Más imposible  aún. ¿Podía ser que todo lo que habían pasado hubiese sido una mera trampa? No… Debía haber otra explicación.

–¿QUÉ LE HAN HECHO A JAMES? ¡DÉJENLO EN PAZ, ÉL NO TIENE NADA QUE VER CON ESTO!– decía con lágrimas judas que hervían sobre su piel, sus ojos echaban humo de pura cólera.

–Cállate de una vez. – espetó Gothel. Con otro chasquido de dedos, Elsa cayó tendida al suelo profunda en un extraño hechizo adormecedor.

–Así no pensará en irse. – concordó Hans.

–Los quiero a Pitch y a ti aquí en menos de lo que canta un gallo, ¿oíste? – amenazó.

Con aprensión, Hans sacudió la cabeza.

Ambos tomaron una daga y una espada y salieron de la torre para tomar caminos diferentes. El plan no iba a fallar, ni por un mínimo obstáculo.


Ni bien su puño se alejó del rostro de Hiccup, Mérida entró en estado de pánico. Hiccup había quedado inconsciente ante su reflejo y caído de la montadura del dragón. ¿Qué había hecho?

Mientras su cuerpo inerte descendía por los aires hacia el mar, Mérida hizo movimientos desesperados por querer ir a rescatarle. ¿Qué iba a hacer ahora? Se posicionó detrás de la cabeza de Chimuelo con dificultad y vacilación, como había visto hacer al vikingo tantas veces. No era fácil. Ahora, necesitaba pilotear la criatura que parecía haber perdido la dirección y el equilibrio sin su jinete verdadero. Entonces ellos también comenzaron a caer.

La mente acelerada de la joven hizo un flashback a una explicación de vuelo que él había intentado expresarle pero le había parecido de lo menos interesante. Aunque ahora sí era relevante. Chimuelo no tenía una parte de su cola, la aleta caudal. En cambio, tenía un artefacto ortopédico que Hiccup había diseñado para permitirle el vuelo y orientación. Recordó que había dicho que se conectaba a la montadura, a los “estribos” del lado izquierdo para ser precisos, y de allí podía ser manejada.

Mérida actuó con torpeza causada por la adrenalina de estar a punto de morir y porque nunca había montado siquiera un dragón. Y las vidas de ella y Hiccup dependían de ello. Puso su pie en el lugar e hizo fuerza, un clic le indicó su victoria. Chimuelo exitosamente evitó la caída en seco abriendo sus alas, planeando en el lugar, estáticos. Pero era Hiccup quien se acercaba más y más a los picos rocosos del mar.

–¡Chimuelo, rápido! – como no sabía cómo comandarlo, no había riendas como en un caballo ni nada parecido,  Mérida sabía que el animal era lo suficientemente inteligente como para señalarle a su vikingo desmayado y que él fuese a su rescate. Procuró agarrarse bien y rápido como un relámpago, Chimuelo se zambulló encabezado a las aguas.

Antes de que su cuerpo pueda ser destruido en pedazos por el golpe de la caída, el dragón sujetó a Hiccup con sus patas y volvió a ascender hacia las nubes con impresionante rapidez.  Por fin, en esos desesperantes segundos, ambos pudieron exhalar apaciguados.


–¿Dónde dices que está Elsa?  – preguntó jadeante con su voz aterciopelada. Habían corrido kilómetros para su juicio.

–En una torre. Mi torre.

–¿Qué tan lejos está eso?

–No sé, un kilómetro más, tal vez.

–Diantres. Será mejor que nos apuremos o–

–Ah, ah. – una musical voz les hizo frenar en seco. – ¿A dónde creen que van?

Oh, no...

Gothel.




James pensaba un plan para detener al bárbaro monstruo, pero él era James. Era inútil para combatir. Se atrevió a echarle otra mirada a Jack quien mientras tanto luchaba por resistir los golpes agónicos de Pitch. En eso, sus miradas se cruzaron. El agotamiento de Jack impidió demostrar su sorpresa, pero sí pudo sentir un gran alivio. Hasta que recordó que era James de quién se estaba hablando. En tal caso, solo conseguiría que acabasen los dos muertos antes que en un heroico rescate.

–¿Qué es lo que estás viendo? –Pitch notó que Jack desviaba su mirada con algo parecido al interés y se volteó para ver tras su espalda. No había nada más que una columna.

–Sólo admiraba el paisaje. – mintió. Su voz era penosa pero nunca faltaba su sarcasmo. – Creo que necesitas una remodelación para esta cueva, ¿sabes? Unas cortinas rosadas no te vendrían mal…

–No me hagas perder el tiempo. – gruñó entre dientes. Black alzó su látigo con su amena sonrisa llena de aborrecimiento, Jack cerró los ojos para prepararse para otra ronda cuando fue interrumpido por alguien que llegaba.

El granjero respiró con alivió cuando la persona que irrumpía en el lugar como un huracán pasó por su lado y no le vio entre las sombras de la columna.

–Pitch, hay problemas. – anunció Hans ni bien llegó.

El aludido bajó los hombros con molestia, justo tenía que interrumpirle en ese momento de degustación. Aunque Jack no podía respirar aliviado, permanecía sin aliento con la mirada al suelo.

–¿Qué clase de problemas?

–Una escapó. Ella nos quiere en la torre para cuando regrese de buscarla. – procuró hablar en “códigos” como habían acordado.

–¡Idiota! No tienes que decir el lugar, ¡lo arruinarás todo!

–Bueno pero no creo que Jack esté en condiciones siquiera de escucharme.

–Esta maldita sabandija siempre logra salirse con la suya. De seguro te escuchó.

–No se escapará Pitch. Tenemos que ir pronto.

–Bien. Y tú… – le siseó a Jack. – No cantes victoria. Porque volveré a terminar mi trabajo.


Y desapareció junto con el ex príncipe.





Antes de que Flynn pudiera preguntar quién era la anciana, y que Punzie le tomara el brazo para huir de allí, Gothel saltó de su escondrijo de donde había salido, se abalanzó sobre el muchacho y lo rodeó con los brazos por la espalda. Flynn bramó y se desplomó en el suelo con una profunda herida floreciendo en su abdomen. Para cuando Gothel retiró su mano, Punzie pudo notar con espanto que portaba una daga cubierta en sangre que arrojó al suelo. Luego de tal golpe, dudaba tener que precisarla.

–¡NOOO!

–¿Ves, Rapunzel? ¿Acaso no aprendes la lección? Tú no perteneces al cruel mundo de afuera, porque a donde quiera que vayas, la gente que te rodea terminará como este pobre infeliz.

–¡NO, NO ES CIERTO! TÚ ERES EL VENENO EN ESTE MUNDO. ¡ERES ! – espetaba desalentada, gimoteando de furia. Ella retrocedía mientras Gothel caminaba hacia ella, pasando sobre el cuerpo que se retorcía del muchacho.

–Hubieses pensado dos veces antes de volverte a escapar de mí.

Punzie la rodeó y se arrojó sobre Flynn, quien aún se removía ante el dolor, desangrando, pero en un chasquido, unas cadenas que salieron de la nada y la atraparon por las muñecas impidiéndole acercarse.

– ¡NO! NECESITA MI AYUDA, SE MORIRÁ.

–Es tarde para eso.


Pronto, la bruja tomó las cadenas y pujó para arrastrar a su caprichosa Rapunzel de nuevo a la torre. Pero ella hacia fuerza por impedir ser arrastrada.

–Me encargaré de que nunca vuelvas a salir de mi vista. Nos iremos a un lugar en el que nadie podrá encontrarte, nunca. ¡Rapunzel basta! ¡Ya para de pelear conmigo!

– ¡NOO! NO PARARÉ. POR CADA MINUTO DEL RESTO DE MI VIDA VOY A PELEAR. DESDE AHORA, SIEMPRE TRATARÉ DE ALEJARME DE TI. – su pecho se movía agitadamente. Gothel no cedía, entonces la joven dejó de tironear. Tenía otra idea, no menos alentadora.  – Pero… Si me dejas salvar su vida, iré contigo.

Al menos podría salvar la vida de Flynn antes de entregar, sacrificar la suya para siempre ante esa madre perturbada.

–No… – luchaba Flynn por decir. Si bien nadie le oía. –No, Rapunzel…

La suicida idea tuvo un efecto positivo sobre Gothel, aunque se percató en no demostrarlo. La joven continuó para terminar de convencerla.

–No voy a pelear y jamás faltaré a mi palabra. Solo déjame sanarlo de una vez. Y las dos estaremos juntas, para siempre. Justo lo que querías. Todo volverá a ser como antes… Lo prometo.

Y cuando ella prometía, jamás, jamás rompía una promesa.

–Déjame curarlo…

Luego de recapacitarlo, la actualmente más anciana bruja soltó las cadenas con malquerencia y ató con otras que traía la muñeca de Flynn a un tronco.

–En caso de que se te ocurra seguirnos.

Punzie corrió sin más tardar hacia él con lágrimas humedeciendo sus mejillas. Quedaba poco tiempo.

–¡No, Flynn!–

–Eugene. – le corrigió con poco aliento.

–¿Qué?

–Mi nombre verdadero es Eugene… – jadeó de dolor. – Eugene Fitzherbert.

–... ¿Me lo dices ahora? – no podía salir de su asombro, aunque seguía preocupada.

–Pense… que era el momento.

Claro que no lo era.

–¡No hay tiempo! –acercó su mano a su herida para examinarla. En cuanto vio su camisa teñida en sangre, se acobardó y la quitó. Le rodeó con su cabello sin poder parar de llorar. – No te preocupes, ya pronto pasará.

–No dejaré que lo… hagas. – se esforzaba por hablar mientras su vida se apagaba de apoco. La herida era demasiado recóndita y grave aunque no dudaba que Punzie pudiera curarle. Pero… Él no iba a usarla como su madre hacía. Él quería que fuese libre.

–Y yo no quiero dejarte ir. – soltó ella.

–Pero si no… Pero sino tú morirás.

Rapunzel acunó su rostro con dulcera para animarle.

–Oye, estaré bien. Tranquilo. – ella saboreaba la duda y farsa en sus palabras, pero en ese momento Flynn, es decir, Eugene era quien importaba. Él le respondió con una débil sonrisa.

La joven cerró los ojos para poder cantar. Pero él lo impidió.

–Rapunzel… Espera. – acarició su largo y mágico cabello en un suave gesto. Ella alzó la mirada hacia aquellos pobres e intensos ojos avellana.  Débilmente, el muchacho acortó la distancia, ella dudó si sus intenciones eran besarla por cómo le sostenía y miraba y… ¡ZAS! Con la misma daga que le estaba causando la muerte que tomó del piso sin ser visto, cortó a la altura de la nuca aquel magistral cabello mágico. El don y a su vez condena de Rapunzel.

–¡Eugene, qué…! – no pudo acabar sus palabras asombradas.

El largo cabello tajeado cayó al suelo y  pasó de ser rubio a volverse oscuro, perdiendo su magia de a poco. Gothel aulló, intentó tomarlo pero se había vuelto totalmente castaño como en la cabeza de la joven.

Su poder, su fuente de juventud e inmortalidad había sido destruida y eso significaba que… Ella pronto lo estaría. Minuto a minuto los años que había estado exitosamente embromando iban a venir a ella hasta hacerla polvo, pero aún había tiempo para terminar lo que comenzó. Rapunzel ya no le servía por culpa de esa alimaña, pero para júbilo de Gothel, le abría  muchas opciones. Como su última venganza, anotándola a ella también en su lista.

Arrancó  a correr, alejándose de ellos y utilizó una de las esferas que había logrado perfeccionar con la magia de Pitch para ser transportada a otro lugar. Desapareció en una nube oscura, dejando a Rapunzel llorando sobre el casi muerto hombre a merced de ninguna esperanza. Luego se las vería con ella por desgraciada.

Nada podía salir mal.




James se acercó a Jack ni bien la criatura y el pelirrojo desaparecieron de manera extraña. Dudaba si el Guardián estaba desmayado por lo que le dio unas cachetaditas antes de desencadenarlo.

–¡Oye, oye! Estoy despierto, James. – dijo en cuanto sintió su insistente roce.

–Oh, lo siento Jack. Creí que…

–No importa. –le cortó – ¿Dónde están los otros? – decía mientras bajaba de su posición y aterrizaba con delicadeza en el duro suelo rocoso y recogió su abrigo escarchado tirado. En el momento, se arrepintió de haberse movido. Las heridas aún dolían, pero no había que preocuparse por pequeñeces. Estaban todos corriendo peligro, lo que a él le pasara podía esperar.

–No lo sé. Sólo te encontré a ti.

–¿No has visto nada? ¿Oído algo? – preguntaba con notable cansancio por las magulladuras, pero firme sin darle importancia. Mientras, se colocaba su buzo y buscaba su bastón.

–No, seguí tu rastro y heme aquí.

–Eso no ayuda para nada.

Jack encontró su bastón, pero estaba partido en dos y desechado en dos insignificantes ramitas de madera.

–Oh, hijo de…

–¿Qué sucede? – James preguntó nervioso al verlo cernido sobre algo roto.

–Es mi bastón. Pitch lo rompió.

–¿Entonces?

–Me sirve para potenciar mi magia. –contestó como si fuese obvio. –  Por si no lo notaste, James, estamos en una especie de guerra con Pitch, Hans y Dios sabe quiénes otros. No me servirá defenderme arrojándole copitos de nieve y cubriendo sus naricitas de escarchas. – concluyó con socarrón sarcasmo. A James le dolió un poco el modo en que se lo dijo, pero la palabra guerra yacía en un lugar principal de su mente en esos momentos.

–¿No puedes arreglarlo y ya? Tenemos que salir de aquí y encontrar esa… torre. Puede que tengan a todos allí. Espero…

–Lo intentaré, pero no prometo nada. – Jack unió ambos trozos y pujó, su energía congelante enfocándola para que sirviera de pegamento. En poco tiempo, chispas azules salieron y el bastón volvió a brillar en escarcha por el tacto del Guardián. Ni bien terminó, tomó a James por el brazo y salieron medio corriendo medio volando de la cueva de Pitch.

Simplemente anduvieron 100 por hora en línea recta. No tenían idea del rumbo que tomar, solo deseaban que estuviesen yendo por el camino correcto hacia la desconocida torre. Jack sobrevoló las copas de los árboles, rodeó el perímetro, pero no había tal torre a la vista.

–¿Ves algo? – gritaba James desde abajo mientras seguía corriendo, siguiendo la sombra de Jack. No había segundo que echar a la borda.

–¡No! …  Espera… Veo algo al Oeste… ¡Pero está muy lejos! A pie jamás llegaremos.

Sin pensarlo, bajó a tierra, tomó a James nuevamente por el brazo sin que este se lo esperase y en un salto volvió a planear sobre los aires. Deseó poder taparse los oídos por los gritos del granjero, pero solo pudo gritarle mientras sostenía todo el cuerpo del mismo con ambas manos.

– ¡Deja de gritar! ¡Tenemos que apurarnos o los matarán! ¿Quieres eso? – lanzó con hosquedad.

En medio de hacerse encima, James solo pudo negar con la cabeza. Temía que si abría la boca solo podría gritar como maniático.

–Eso pensé. Si queremos rescatarles, tendremos que trabajar juntos. Quieras o no.



Mérida había volado, mejor dicho, había dejado que Chimuelo volase hasta descender por entre los árboles cercanos al río. Ella mientras tanto sostenía al inconsciente Hiccup para evitar que se cayera. Al tocar suelo sólido, Mérida sacudió con fuerza los cachetes y la cabeza del vikingo para despertarle, sin caso.

– ¡Vamos, no seas memo! –decía exasperada. Preocupada. – ¡Despierta! Anda ya. Hasta yo he resistido peores palizas que esa… Vamos, tienes que despertar. Hiccup… ¡Hiccup!  Oye.

Él comenzó a abrir los ojos lentamente, presenciando la intranquilidad de un bello rostro pelirrojo ante él.



Elsa había despertado de su indeseable desmayo para encontrarse sola en la fría y lóbrega habitación. Aprovechando su situación, volvió a acudir a sus poderes, anhelando que tal vez el encantamiento de las cadenas haya desaparecido o degradado, o algo por el estilo. Pero no tenía tanta suerte. Parecía que las cadenas habían adquirido más poder de lo que recordaba y era imposible siquiera sentir el minúsculo cosquilleo en las manos que provocaba su magia.

Entonces, mientras se concentraba por seguir intentando, aparecieron de una nube negra Pitch y Hans. Intercambiaron una mirada de odio y superioridad con ella, gozando de una posición más ventajosa. Si no estuviera encadenada…

Un segundo más tarde, la vieja también estaba allí, con unas pocas más arrugas y canas de lo que recordaba. Elsa no comprendía nada de la escena, pero ató algunos cabos sueltos. Los ruines que tenía enfrente se habían unido para una deliciosa vendetta, dado que solos o en dúo no habían logrado nada. Pero Gothel… Ella era algo distinto. Aterradora en todos los sentidos, no supo cómo pudo Punzie convivir con esa bruja por años. No obstante, era ella el factor faltante para crear una fuerza maligna que lo tenía todo, magia oscura, odio, resentimiento, maldad y astucia.

A Elsa le lamió un violento escalofrío por la espalda. Seguro que ellos, sus amigos y ella, habían sido presa fácil durante todo ese tiempo viviendo a la intemperie. Y por fin habían recibido el golpe. ¿Podrían salir de esa? Elsa temía la respuesta que la parte lógica de su mente le chillaba.

No. No sabía dónde estaban sus amigos, y Jack. Pensar en él acrecentaba más si era posible el hueco en su pecho. No sabía si estaban  vivos o muertos. Ni si Punzie los había encontrado, aunque podrían estar del otro lado del mar como a kilómetros bajo tierra o sobre las montañas. Pero sí podía suponer como terminaría ella…

–Gothel… Señora. ¿Qué ha pasado? – preguntó Hans, se podría decir que preocupado, al notar lo mismo que Elsa. Pitch también miraba a Gothel, pero como si estuviese haciéndole caballito en su espalda a un elefante púrpura.

–Oh, ¿esto? – espetó con rudeza, señalando las canas que crecían perezosamente. Procuró no hablar mucho por la presencia de su prisionera. – Ha habido un problema. No tengo mucho tiempo, tenemos que acabar con esto rápidamente.

– ¿Pero qué pas–?

– ¡DIJE QUE NADA! Tenemos algo que cumplir, y nada, ni siquiera un detalle o que alguno de nosotros no esté arruinará todo lo que hemos estado pensando. ¿Está claro?

Hans y Pitch sacudieron la cabeza como cachorros, pero no dejaban de lado su oscura y malvada fachada. Y entonces, tres pares de ojos se posaron en la derrotada Reina.

Elsa no supo claramente qué sucedió después. Detrás de estos, irrumpieron por la ventana dos figuras irreconocibles por la luz blanquecina que entraba,  indicando un amanecer grisáceo y fúnebre. Los tres villanos se voltearon y saltaron al verlos, hasta que pudieron reconocerlos.

–¡Ha escapado! – maldijo Pitch al ver  a Jack y al secundario de James a su lado. Le estaban apuntando con un bastón de madera y un hacha oxidada y vieja que daban ganas de echarse a reir. Pero nadie reía.

Hans desenvainó su espada y Pitch estaba listo para lanzarles cualquier maleficio que su tenebrosa brujería podría producir. Elsa se revolcaba en el suelo en el tintineo de cadenas.

–¡Jack! ¡James!

Detrás de la barrera de tres cuerpos, los recién llegados pudieron presenciar a la Reina. Y su ira, saña y terror, pero sobre todo lo primero, se elevaron a niveles que tocaban el cielo.


–¡ELSA! – reconoció su Guardián. – MALDITOS, ¿QUÉ LE HICIERON? – no es que esperase respuesta. Solo quería rebanarlos a cada uno a pedazos hasta que sirvieran para comida de lobos.



Pero fue Gothel quien había permanecido apacible, tal vez por el estupor de su arribo, pero no se había movido ni posicionado para la batalla a muerte que se aproximaba. Si bien sería lo que denominaría una pequeña falla que Frost escapara en su preciado plan, les estaba esperando. Mejor dicho, a uno de ellos.


– James, querido. Has vuelto. Te estábamos esperando.





Fin del capítulo 43




AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA, no pienso decir nada al respecto. Tendrán que esperar al próximo capítulo. Abro mi paraguas ante la lluvia de insultos y maldiciones que se me vienen encima xD xD

Saludos, mis amigos!


42 comentarios:

  1. ¡Por fin soy el primer comentario!

    Ahora en cuanto al capítulo.

    Que interesante se pone todo esto. Desde mi percepción este capítulo ha sido el más “crudo” hasta el momento, y bastante bien escrito. Entiendo que esta crudeza sea necesaria para mostrar la maldad de los villanos; sin embargo creo que existe un límite entre lo maduro-crudo y lo perturbador. No digo que lo hayas cruzado, me encanto este capítulo, solo lo menciono para que lo tomes en cuenta. Aparte de que aquí hay muchas mentes jóvenes 7u7

    Bueno, eso es todo por el momento, sigue así y no tardes con la actualización, que me dejas con la intriga 7u7

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola! Lo siento que tardé en contestar.

      Tu comentario fue el primero que vi y que me hizo caer de la palmera. La verdad no había notado que me había pasado en violencia y esas cosas y para mostrar lo que tú mismo señalaste, whoops xD Y sí que crucé tal línea, por lo que lo modifiqué para que no fuese tan filoso al leer.

      Estoy en eso, Cuinsi. Saludotes!

      Borrar
  2. ¡¡¡britt siguela!! ¡lloré! ¡ellos no se merecen eso! ¡malditos hijos de su gran... madre! juro que por que soy fangirl de jack frost, me dolió cuando lo golpearon... fue... horrible.. ¡no dejes que muera! -cosa que es creo que imposibl- ¡por favor!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Lo sé, sentí lo mismo al escribirlo D`: He pensado seriamente en que muera....








      Es broma xD Saludos!

      Borrar
    2. Últimamente me e estado engranando con eugen y rapunzel en vez de jack y elsa

      Borrar
  3. Hola querida Britt, soy Ivette, este capítulo en verdad me conmovió, más bien me atemorizó, no me esperaba que Pitch fuera tan cruel y sanguinario, ¡mi pobre Jack! yo creo que no hay tortura más cruel que una esté observando y no puedas hacer nada ¡tiene que vivir! ¡para estar a lado de su amada Elsa!
    ¡malditos Hans y Gothel! ellos deben de ser los torturados! en fin, continúa la historia, pues con este capitulo ya he quedado más expectante, en serio que cimbró todo mi ser interior, valga la redundancia.
    besitos Britti.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola Ivette, me sigue gustando tu nombre. Concuerdo totalmente, pero era necesario que Pitch tenga su venganza (por un poco de misericordia a los villanos ^^) y porque antes lo había hecho medio bobo, sin tanta madera de antagonista.

      Me alegra que te haya dado escalofríos, en el buen sentido. Era mi intención a decir verdad xD Saludos!

      Borrar
  4. DIOOOOS! El primer capitulo tuyo que me hace llorar! Yo... no se como ponerlo en palabras! No nos dejes con la intriga TnT

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Yaaay! No por la parte de que llores, claro está. xD sino que más o menos ha sido lo que pretendía, que el lector sintiera algo aunque sea ganas de pegarme. Pronto actualizaré, no este sábado y domingo porque tengo que apoyar a mi preciada casa, Slytherin, en una convención de HP !!! Lo siento, fandom equivocado. Saludos!

      Borrar
  5. Este es el capítulo más espeluznante de todos los capítulos. Quisiera saber si va ha haber cambios en el capítulo. Espero con todas las ansias del mundo el capítulo 44 y también los cambios si es q hay ( soy paciente así q no te preocupes en apresurarte jejeje)
    Pd: soy Dayra
    Pd 2: escribiré más en los próximos capítulos
    Pd 3: adoro esta historia ;)

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Lo sé, ¿verdad? Han habido cambios y pronto actualizaré, estoy en ello. Gracias, Dayra, nos vemos!

      Borrar
    2. Sabías algo , esta es la MEJOR HISTORIA JELSA QUE EH LEÍDO EN MI VIDA

      Borrar
  6. Hola, soy Gisselle, lei tu fic en poco tiempo y me ha sorprendido muchisimo, es la mejor fanfiction de Jelsa que lei hasta ahora, me re enganche con la historia, con la trama, es muy atrapante y hoy me anime a dejarte mi opinion, como dice en el titulo vale la pena leerlo y no me arrepiento de haberlo hecho. En uno de los capitulos habias puesto que harias una nueva historia y sin duda te seguiria en todas las historias que hagas. Sos una excelente escritora, me encanta la forma en como redactas la historia. Me gusto mucho este capitulo, lleno de adrenalina, misterio pero.... No lo podes dejar asi!!!!!, ya espero con ansias la continuacion. Me encantaria saber de donde eres?. Besoos desde Argentina!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola Gisselle, que lindo nombre. Me alegra que te haya gustado, es un gran logro para mí! Y esas cosas tan lindas que decis ^^. Qué dulce, gracias, espero que si hago más sean de tu agrado también.

      Gracias, sin dudas después de que vi que la historia tenía algunos seguidores luego de dejarla en vela por casi un año, no podía defraudarles y seguir escribiendo como niña de 12 años. Por lo que me puse las pilas y empecé a modificar mi redacción y eso, y es lindo que sea reconocido, de verdad.

      Ahora lo voy a seguir en cuanto pueda poner mi cabut en la silla. Soy de Argentina, aguante loco! Y estoy viviendo aquí actualmente. Pero adquirí mi neutro cuando viví allá por México y España. En fin, saludos!

      Borrar
  7. Ouch hasta a mi me dolió, creo que hoy voy a dormir mal jajaja ok no. Hola Brit soy Ali como has estado? ves que te comente en el capítulo anterior que escribo también sobre jelsa y he pensado en tal vez publicarlo aunque no se en donde. Podrías tal vez recomendarme algun lugar para escribirlo? es que bueno soy novata en esto y así jeje, bueno espero tu respuesta saludos Brit ;)
    P.D. De verdad funciona? digo un ejemplo yo subo una historia y bueno la gente lo ve y la lee y la comparte, así funciona o yo debo avisarles que he escrito algo? Gracias <3

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola Ali, todo bien y tú? Podrías publicarlo en Wattpad que es relativamente más fácil que en Fanfiction.net.

      No sabría decirte, no recuerdo cómo hice yo, fue hace años y tengo memoria de pez. Pero sí, la gente encuentra tu historia y la lee, puede que la compartan también. Procura que tenga un título, sinopsis y en el mejor de los casos cover (tapa) que sean atrapantes para atraer más público si es lo que quieres. Oh, y siempre procura tener una buena ortografía, no como yo xD

      Saludos!

      Borrar
    2. Gracias yo he estado bien jeje y gracias por el consejo de verdad lo tomare en cuanta muchas gracias otra vez, besos :* Es triste pensar que estas por acabar el fic. Si me decido y subo mi historia a wattpad te avisare para que cuando puedas le des una leída y me des tu crítica, me ayudaría mucho. Saluditos XD

      Borrar
  8. Hola britt, wuau realmente eres muy buena escritora, comencé a leer tu novela hace unos días, es realmente muy buena es la mejor que leí
    Sigue adelante y espero con ansias el siguiente capitulo

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola Alisson, muchísimas gracias por el alago :) , me pone contenta que te guste. Saludos!!

      Borrar
  9. Wow no tengo palabras tu trabajo me dejo con ansias muero por leer el siguiente en serio me puso nerviosa cada palabra me hacia gritar de nervios digo la verdad te luciste en este capítulo y creo que no exageraste con las torturas esta todo perfecto y me encantan las actitudes de todos ......a y la ironía de Jack no podía faltar sus típicas travesuras me hizo reír , gracias por escribir esta historia en serio y espero me contestes .
    Tu fan valentina

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola, Valentina. Me alegro que te haya gustado y saques a relucir las partes que más me preocupaban porque pensaba que estaban posiblemente mal. De nada, esta historia es para ustedes y una partecita para mí, sirve como una terapia xD Saludos enormes!

      Borrar
  10. Sabias que las ropas de la madre de Rapunzel son de la época del renacentismo y que Rapunzel tiene 18 mientras que Flin tiene 27

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. En realidad, la historia al igual que la de frozen se montan en los años 1820 aprox. Claramente explica las ropas. Pero segun datos oficiales de los productores, Eugene Fitzherbert tiene 24 años de edad. Lo de Rapunzel es correcto

      Borrar
  11. Hola soy Dayra. Espero el siguiente capitulo con tantas ganas q ni siquiera duermo ( no encerio no duermo ,me quedo hasta las 5:00 am despierta esperando el siguiente capítulo ,pero en fin ). Me ENCANTA la historia y en la forma en como la relatas. Sigue así

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola Dayra, me falta poquito para terminar con este y pronto comenzaré con el 44. Lamento que te quedes hasta tan tarde xD, pero solo para que tengas en cuenta y no te desilusiones en tu dulce espera, actualizo más bien por la tarde que por las altas horas de la madrugada. Gracias por el comentario, saludos y nos vemos!

      Borrar
    2. Hola Britanny , lo tomaré en cuenta y gracias por los saludos. Creeme que no me desilucionare con esperar. Saludos

      Borrar
  12. Te soy sinsera este es el capitulo mas......no lo se, no tengo palabras, me encantooooooooo!!!!, aunque era lamentablemente doloroso, lo disfrute!! lo se soy rara xD , se que deberia ester triste por lo que les pasa a los protagonistas de la historia, y por el hecho de que se terminara pronto, te espero en el proximo capitulo, besos Cande ;)

    ResponderBorrar
  13. dos palabras NO INVENTES!!! fue el capitulo en verdad mas crudo de toda la historia, creo que ni siquiera cuando Jack mato a Elsa fue asi pero aun asi te luciste porque ahora me dejaste con la pinche duda, eres una buena malota y no puedo creer que tal vez james los traiciono o me late que es algo de Gothel, presiento que es algo muy cercano a ella, pero si los traiciona aparecere en la historia y lo torturare de mil formas diferentes. Me encanta la historia y estare al pendiente de ella por la duda que me dejaste

    ResponderBorrar
  14. OMG Dios Britt te quedó... em... wow sin palabras y lo adoro me emociona :'D
    Sólo una duda: ¿Por qué Jack no es fértil? espero respondas.
    Qué Chilero (expresión de Guatemala(
    Besos
    -Nina

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. hola nina soy ana no britt si quieres saber porque jack no es fertil britt nos contesto eso en el cap 41 digo si quieres saber

      Borrar
  15. olle britany tengo una duda alguna ves nos emos visto pero no sabemos quien somos x cierto tengo otras dos dudas mas imaginate q elsa y jack se casaran y pues tu sabes q no muchas personas lo ven entonces seria ridiculo q nadamas elsa y ana lo vieran y los demas creerian a elsa loca o que elsa se llegue a embarazar que lo dudo mucho pero como le ban a explicar a la corte real y al niño q su papa es un mono volador q tienes q creer en el para verlo porfabor que alguien me explique a porcierto lamento no aber publicado antes esque estaba escribiendo mi historia aaaa britt mi historia la puedes buscar en gogle buscala como jelsa amor compartido te ban a aparecer muchas pero mi pagina es casi como la tulla y arriba despues del nombre para que la reconoscas empiesa asi elsa era una chica de 21 años todo lo tenia y en las tardes le gusta irse con su hermana anna de pachanga ok britt a y de este capitulo me gusto lo q espero es lemon saludos ana la q te comento hace mucho y la q se emociono cuando le contestaste

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola. Dudo que nos hayamos visto xD.
      Elsa y Anna no son los únicos en verlos. Desde que llegó Jack Frost al pueblo su historia fue esparcida y todos los arandellianos creen en él. No van a tener hijos, lo siento, ya he dejado las cosas muy claras y no tengo la inspiración para crear un hijo o algo así.
      Buscaré tu historia con gusto. Saludos, Ana!

      Borrar
  16. x cierto britt tu eres la mejor escritora estas en mi top 1 de echo me superaste jajaja porque las otras historias estan lindas inclullo la mia pero ninguna como la tulla saludos ana lose molesto mucho pero esque solo me dejan un roto y tengo que aprovechar olle una duda amiga te puedo llamar amiga no bueno si no pues lla lo hice jajaja hasta que capitulo va a legar tu historia contestame cuando puedas bye.ANA

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. No molestas Ana, y gracias. Sí, me puedes llamar amiga, como plazcas. Lo del capítulo no lo tengo decidido...

      Borrar
  17. olle britt te puedo hacer una pregunta estube leyendo informacion tulla de la que pones en tu pagina y tengo una duda ¿cual es tu primer nombre? y para que beas que estamos en confianza mi segundo nombre es karen si me llamo ana karen pero me gusta mas ana e rebelado mi sucio secreto jajaja esque me entro la curiosidad de cual es tu primer nombre de echo cuando sea grande le quisiera poner a una de mis hijas si es que llego a tener niñas britany ivette me gusta los dos nombres asique si no te incomoda ni te molesta quisiera saberlo pero si no me lo quieres decir no hay problema contestame cuando puedas. saludos a ti y a tus familiares ana

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. No puedo decirlo xD por un tema de resguardo. Que lindo nombre Karen y que lindo que quieras llamar a tu hija como yo aunque supongo que buscaras algún otro mejor. Me halaga♥ Si quieres saber lo que significa Britanny, he aquí lo que encontré en una página:

      "Dos números maestros en Brittany nos ponen en presencia de una fuerte personalidad, profundamente humana y altruista, que posee una gran sensibilidad, junto con una notable intuición. Estas altas vibraciones la llevan a querer promover un mundo mejor y a ocuparse de los más desfavorecidos. Las contingencias materiales no son su dominio predilecto. Puede mostrar inspiración y creatividad…Pero estas poderosas vibraciones no siempre son vividas al más alto nivel. En una escala más simple, Brittany se contentará con dulces e inocentes fantasías, mezclando hipersensibilidad, fragilidad emocional, dependencia, tendencia a la sugestión y espíritu de sacrificio sobre un fondo de pasividad. El equilibrio nervioso a veces se encuentra fragilizado en esta idealista, cuyas aspiraciones utópicas no logran adaptarse a la vida diaria. En la infancia, Brittany es adorable y encantadora, siempre deseando complacer, particularmente receptiva al ambiente familiar. Si surge un desequilibrio o una disputa, se siente perdida, deja de interesarse por el presente y se repliega sobre sí misma, en su mundo de sueños, siempre muy poblado. Por eso sería conveniente favorecer su autonomía."

      Gracias por los saludos, en estos momentos tensos lo necesitamos. Mi familia te agradece y un beso para ti y la tuya.

      Borrar
  18. e verdad digo que esto parece una película de suspenso, acción y una aventura alocada y de riesgos es genial tener que leer esto y tenias razón britt o debo decir Ana vale la pena leer bueno saludos bye

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola, anónimo! Muchas gracias♥♥ ,MUY LINDO COMENTARIO, ME HIZO TAN FELIZ QUE NO SÉ QUÉ DECIR. SALUDOS!

      Borrar
  19. Hola, soy yo, Dulce de nuevo, este capitulo si fue muy crudo, pero estuvo genial, pero te quería decir una cosa Britt, si no puede quedar Elsa embarazada, al menos dales un susto enorme a Jack y Elsa y hasles creer que Elsa esta embarazada. Seria divertido ¿no crees?, si aceptas, respondeme y te daré una idea de un programa que me gusta y que de un capitulo en especial puedes sacar la idea.
    P.D: si no van a haber bebes, al menos haznos sentir que así sera :) BESOS

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola, Dulce. Gracias por el cumplido pero, aunque no me desagrada tu idea, no es lo indicado para la historia. Ya he sentado que no será así, y creo que una falsa alarma no haría nada más que traer tristeza a esta pareja. Lo siento.

      Borrar
    2. Primero: me emocione cuando me contestaste, podemos ser amigas?? o puedo decir que somos amigas?. Me encanta tu historia.
      Segundo: gracias por tomar mi idea en consideración, que mal que no creas que es una buena idea, es solo que hubiera sido un poco interesante
      Tercero: (y ultimo) sigue escribiendo como lo haces, pero no olvides de mi idea, algun día te pueden faltar ideas para un capitulo y te acordaras de mi :) BESOS

      Borrar
  20. El suspenso me mata esto no tiene derecho a llamarse cuento se tiene que llamar la historia de año escrita por una talentosa escritora y vendida en todo el santo mundo amiga sigue así te quiero eres mi friends :-)

    ResponderBorrar